sábado, 24 de diciembre de 2011

Los bravos de trapo y las bravas de papel

La corriente oficial cubana, aún con suficiente poder, insiste en los valores arrancados a unas circunstancias muy difíciles del mundo, los tremendos valores que aún se revisten, a pesar de su gran deterioro, con lo mejor que humanamente se pudo pelear con la Historia. Por otra vía va lo que queda de ello en el pueblo, en una parte exhausto y lleno de dudas o dispuesto a seguir adelante pero aburrido de tanta lucha, y en otra parte acomodado a la situación y expectante de lo que pueda pasar. Ambas posiciones, junto a la oficial, conforman un paisaje donde mutuamente se debilitan por la prisa de algunos, la lentitud de otros y el oportunismo de los peores. Por esa natural confrontación que no ha podido encontrar salida, y por el dinero que arriba desde el extranjero, van obteniendo cierto renombre, nada desdeñable, los llamados “bravos defensores de los Derechos Humanos, la Democracia, la Libertad” y de un supuesto Mundo Extraterrestre que ellos ven muy cerquita, al otro lado del Estrecho de la Florida. Vuelve a repetirse en la historia cubana la batalla entre independentistas y anexionistas.

Con algunos de estos “bravos” acaba de reunirse en La Habana la funcionaria norteamericana Roberta Jacobson. Según las noticias emitidas por ellos: “el intercambio de opiniones tuvo lugar en una atmósfera de cercanía y confianza que prefiguran las excelentes relaciones de respeto y buena vecindad que habrán de reconstruirse inevitablemente entre ambas naciones”. ¿Ignoran estos “bravos” que en Cuba existe un gobierno legítimamente constituido y reconocido mundialmente para ocuparse de esos menesteres? ¿No saben que entre Cuba y Estados Unidos “extiende sus olas el mar” porque la potencia imperial bloquea y agrede con los medios más sofisticados a la isla rebelde? No, no lo ignoran, y sí, sí lo saben. ¿La búsqueda de un salario justifica su actitud entreguista? Podría repetirse con ellos el cumplimiento del Código Penal y retornar el famoso “choteo” cubano:

“Yo no tengo la culpita / ni tampoco la culpona / Los bravos con la señora / no ocuparán la poltrona / Aé, aé, aé la chambelona”.

Los propios “bravos” han convertido sus “causas” en los trapos sucios del coloniaje. Ya resulta cansino y hasta empalagoso insistir que con la soberanía nacional no se puede jugar. Ninguna nación que se respete puede tolerarlo. Si ellos insisten con ese juego estarán convocando la conga popular. Evidentemente es lo que están deseando para después divulgar en el extranjero los desafueros de la multitud. Ya, como se ha demostrado, los enemigos de la Patria les han entregado los medios necesarios para el “trabajo” de descrédito malsano hacia la Revolución.

Para nadie son un secreto las difíciles condiciones en que se está desarrollando la vida del pueblo. Todos queremos soluciones, las queremos ya, en nuestra hermosa tierra y no en el ciberespacio, que ha devenido en una nueva forma para cobrar el salario de la vergüenza mediante continuos premios a la labor “informática” tildada como “la verdad de Cuba”. ¿No saben estos periodistas “independientes” que hasta el más ciego de los cubanos conoce cabalmente la realidad nacional? Días atrás la más “brava” recibía el Premio Príncipe Klaus en la embajada de Holanda en La Habana por su “gran faena”. ¿No sabe ella que estamos luchando contra los príncipes internos? ¿Acaso este “príncipe externo” adinerado contribuirá a la mejoría del país o sólo se trata de engrosar la cuenta de la “brava” que, por su juego sideral, tendrá mayor poder adquisitivo que cualquier trabajador cubano? Dolorosamente está jugando con nuestras penurias, errores, imperfecciones y tristezas.

En tiempos de tanta crisis mundial suena a “muñequita de cuerda” el discurso de la premiada. Su papel huele a mondongo. Ante unos invitados muy bien escogidos en la residencia del embajador ofreció su infinito amor a no sé quien. Tiene una notable tarea “presidencial” con los miles de euros que está recibiendo: crear un medio de información sin controles, aunque el dinero y las noticias permanecerán bajo su más estricto control. Es como el hada madrina ante sus embobecidos oyentes: “Ustedes serán los futuros redactores, fotógrafos, corresponsales del periódico”, y hasta al mismísimo cuerpo diplomático le brindó trabajo, porque será “un proyecto de todos”. ¿Ante tantas prioridades que tenemos nos vamos a dedicar a fundar órganos de prensa? ¿Todo un pueblo podrá dedicarse al periodismo? De nuevo aparecen las huellas de “aquella República” y su terrible esperanza: “Tiburón se baña, pero salpica”.

¡Qué grande es la música popular cubana! Tornarán a Prado y Neptuno los compases de “La Engañadora” y de otras tantas melodías. El pueblo cubano no dejará nunca de ejercer su proverbial alegría junto a la buena inteligencia para quitarse de encima a cualquier bobo que se le arrime. Para los bravos de trapo y las bravas de papel siempre existirá el talento en menos de lo que canta un gallo, igualito que muchos años atrás, como ha sido siempre que hemos tenido que defendernos alegremente:

El bobo de la yuca se quiere casar
Invita a todo el mundo pa´la Catedral
Va a pasá su luna de miel
Comiendo trapo, comiendo papel
Comiendo trapo, comiendo papel…”

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