jueves, 13 de septiembre de 2012

La Resistencia Catalana tiene que significar Solidaridad




La manifestación de la Diada en Barcelona fue formidable. Me atrevería a señalarla como un ejemplo para todos los pueblos. Ahora falta la verdadera “levantada”, o “resistencia”, como al día siguiente la llamó el President de la Generalitat, alegando que “nada sería fácil”.  Y tal como hizo él todos debemos colaborar para hacer posible lo imposible. La reflexión colectiva es un deber ciudadano. Necesariamente resistencia tiene que significar solidaridad y ejercicio del ejemplo. Es la única forma de ser libres.

Desde el hotel Ritz de Madrid, donde participa en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, Artur Mas ha vuelto a opinar: “Catalunya necesita un Estado. No se puede cortar la ilusión de un pueblo” y “Catalunya ha intentado transformar el Estado Español”. Muy bien. Pero no es sólo Catalunya quien necesita un Estado y no es solamente el pueblo catalán el que ha intentado transformar el Estado Español. Y siguió opinando: “Que no se minimice la manifestación, porque lo que pasó en Barcelona sería como si en España se hubieran manifestado 9 millones de personas”. Ya esto no está bien. Ningún pueblo quiere minimizar el reclamo de otro y desde hace mucho en España se manifiestan más de 9 millones de personas por la transformación del Estado Español. Los que minimizan los gritos de los pueblos son la mayoría de los políticos que, junto a los grandes intereses económicos, están por lo que caiga en sus bolsillos y no por la suerte de los pueblos que representan. Es evidente, entonces, y mucho más después de la cruenta represión que sufrieron los indignados de Plaça Catalunya y la frustración de la oficialidad catalana ante el modelo de Eurovegas por el que compitió bochornosamente hasta última hora, que sólo podrá organizarse la resistencia de la que habla el President si los políticos que ahora interpretan el sentir del pueblo catalán actúan en consecuencia. El “nada será fácil” es comprensible si sus voces se quedan en los Palacios, en las ceremonias para la Televisión y en el hotel Ritz. Todo sería muy fácil si la resistencia se hace popular, que es donde únicamente puede sostenerse cualquier reclamo. El hablarle al Mundo que se oyó en la Diada alcanzaría su verdadero sentido y el pueblo catalán recibiría la máxima solidaridad. Es lo que más necesitamos en este planeta tan enfermo.

Que todos los políticos simpatizantes del mensaje de la Diada den el ejemplo bajando a vivir con el pueblo en resistencia. Deben cesar los insultantes sueldos, pensiones y los distintos privilegios que muchos reciben sin que se les mueva un pelo. Deben perseguir con contundencia los fraudes de las grandes fortunas, las corruptelas de todo tipo que nos rodean y sobre todo, deben aprender que el bienestar de un pueblo siempre significa una colaboración al bienestar de los demás pueblos. La lucha por la libertad no ha sido ni puede ser nunca un grito solitario.

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