lunes, 29 de julio de 2013

El esfuerzo y el júbilo (Assamblea del Procés Constituent a Blanes)




Tal vez pensar y actuar coherentemente sea el principal mensaje del Procés Constituent impulsado en Catalunya por Arcadi Oliveres y Teresa Forcades. Todos sabemos que, aún cuando pese más el interés de ciertos sectores favorecidos por el Sistema a que no haya ningún cambio social, también entre los tradicionales desfavorecidos existe cierta inercia a que se produzca o porque ya están pellizcando algún favor y se ilusionan con el crecimiento de éste.

El pasado viernes 19 de julio celebrábamos la presentación de este proyecto en Blanes con la participación de Albano Dante, periodista de la revista Cafèambllet, Marta Afuera, activista de la PAH de las comarcas gironinas, y Teresa Forcades. Como la monja no llegaba por estar actuando en consecuencia con el punto 8 del Manifiesto que ha dado vida al Procés Constituent: “Derecho de ciudadanía para todos, no a la xenofobia y derogación de la ley de extranjería”, y se había complicado con un incidente en el Poblenou de Barcelona, adonde acudió, en compañía de Arcadi, para solidarizarse con un grupo de inmigrantes que solicitaban su reconocimiento, se decidió que Albano y Marta comenzaran el acto y empezamos con ellos.

Tanto él como ella nos hablaron de las ocultaciones y falsedades con que los grandes medios nos alienan la realidad y por tanto a nosotros mismos, seres humanos reales que vivimos bajo el orden dispuesto por las grandes empresas privadas aliadas con lo peor del poder político que tenemos. Salieron a relucir los “desórdenes”, por no decir otras palabras, existentes en los hospitales de Blanes y de Calella, y nos invitaban a actuar, pues no es lo mismo, como pasa ante las órdenes de desahucios a familias de sus viviendas, que vayan 40 personas a impedirlos a que vayan 10 mil. Porque es ahí, en el pueblo donde uno vive, donde puede correr con mejor suerte el pensamiento y la actuación determinante. Teresa lo acotaría más tarde con su planteamiento de un mayor poder a los municipios, de forma que fuera en los pequeños sitios de convivencia donde sus habitantes decidieran si lo mejor para el conjunto era hacer una cadena humana o alguna otra actividad, pero siempre sabiendo que lo urgente era potenciar la participación ciudadana en la protección de los reales intereses del pueblo.

En el acto no había banderas, como sucede en casi todos los actos del Procés Constituent, había personas, muchas personas, aunque no fueran las miles que viven en Blanes. Tampoco se preguntaba quién era independentista y quién no, quién pertenecía a la clase trabajadora y quién no. No hacía falta. Para todos los que vivimos en Catalunya, incluidos muchos miembros del PP, Ciutadans y alguna otra gente que no quiere verlo, es de sobra conocido que lo fundamental de un pueblo con Estado Propio ya es una normalidad en el territorio, a pesar de faltarle el reconocimiento como a cualquier inmigrante sin papeles. Está ahí, existe, todos lo sentimos, y al mismo tiempo no está, no existe, no se quiere ver. Cosas raras de la vida. Y también era evidente, excepto para una parte importante del catalanismo que no tiene problemas económicos, que las luchas de clases en Catalunya se están vigorizando peligrosamente. Por la existencia compulsiva de esos dos aspectos el Procés Constituent intenta destacarlos y reconocerlos para la eficacia de la República Catalana, una noción nueva y muy necesaria para los Países Catalanes, para España y para Europa si de verdad se quiere fundar un país con ganas de libertad.

Por ello en nuestras asambleas lo principal es compartir todas las preocupaciones que tengamos y así poder convertirlas en alternativas al orden existente. Todo en sintonía con el planteamiento principal del Procés Constituent: “el actual modelo económico, institucional y su ordenamiento político ha fracasado”. Se hacía elocuente que la cuestión no era solamente hablar y que ni Arcadi ni Teresa van a resolver el asunto. O lo hacemos los que nos organicemos para construir sólidos valores de cooperación y fraternidad o, pase lo que pase en las circunstancias políticas actuales, los que nos roban, los que nos enajenan, seguirán robándonos y enajenándonos para mayor desgracia de las luchas populares.

Como era de esperar, Teresa se ubicó, y explicó en primer lugar, una posición de ruptura radical con el Sistema Capitalista que nos llama a ser libres obviando la libertad de los demás. Elogió la disminución de la pobreza llevada a cabo por el gobierno de Venezuela, mucho más que lo hecho por los gobiernos español y catalán en la crisis actual. Destacó la auditoría y la resistencia a pagar la deuda ilegítima efectuadas por el gobierno de Rafael Correa en Ecuador. Apuntó que no tenemos por qué hacer lo que han hecho otros, pero sí aprender de sus experiencias y sacar nuestras conclusiones para emprender lo mejor entre nosotros. Es posible entenderle que, aún conociendo el daño de raíz que nos hace el Capitalismo, cada vez es menos cierto decir que la culpa no la tienen los corruptos, sino la Política; los gobiernos, sino el Mercado; la Generalitat, sino Madrid; Madrid, sino Bruselas; Bruselas, sino Pequín, y por esa enredadera desaparecen los culpables que debemos llevar al juzgado. Pero por ahí están.

Cuando sepamos exigir a nuestros funcionarios públicos el cumplimiento de sus deberes, todo será diferente. La solución está en todos nosotros dondequiera que vivamos. Si el hospital de Blanes funciona mal la culpa la tenemos todos los que nos servimos de ese hospital, sencillamente porque actuamos como si este hospital no estuviera obligado, como un bien público, a ofrecer a todos el buen servicio para el que fue construido, sino que vamos muchas veces a resolver un problema y cuando lo resolvemos lo celebramos en un chiringuito de la playa sin unirnos a otros cuentos. De esa forma el Capitalismo nos acorrala en una perversa individualidad donde nunca pensamos que los otros cuentos también son nuestros. Es abominable la obra capitalista entre nosotros: nos ha hecho culpables de su corrupción y encima busca que les facilitemos mayores poderes.

En su magnífica intervención Teresa señaló que no se trata de estar en continuas reuniones, sin vacaciones ni descansos, ni en perenne crispación, pero sí de sentirnos capaces como sujetos políticos a responder ante cualquier “desorden” o injusticia que nos rodee. Para eso necesitamos concebir las mejores formas para una profunda interrelación donde la seriedad de las acciones a emprender no sea nunca parasitaria. Si no lo decidimos nosotros, no tendremos alternativas, y ellas son la columna vertebral del Procés Constituent.

Es absolutamente cierto: el Proyecto Colectivo echado a andar en Catalunya puede ser infantil, utópico, idealista, o, real, necesario y urgente. Todo dependerá de la fuerza que le pongamos, y es también absolutamente cierto que esa fuerza logrará hacerse decisiva en la medida en que las personas de cada pueblo o barrio sepan que no existen solas, que todo lo que les rodea existe para su bien y que si no se defienden de los tantos abusos que sufren lo perderán todo por la avaricia de unos cuantos. Difícil tarea, pero nunca es superficial llenarnos de ánimos, optimismo y enamoramiento. Resulta desafortunado el pesimismo que nos lleva a creer que no hay cambio posible, que todo es una ruina, que no se puede hacer nada y apertrecharnos en la terminología teórica que nos mantiene aparentemente saludables en el limbo de nuestros libros y saberes. El esfuerzo y el júbilo siempre son más hermosos, dignos y efectivos cuando decidimos que la paz, la libertad, la fiesta y el derecho a resolver nuestros particulares problemas pertenecen a todos y que cada uno de nosotros puede ser más feliz si echa sus pequeñas gotas de esfuerzo y de júbilo en el océano del imprescindible cambio que viene, porque viene, que nadie lo dude, el cambio viene.

miércoles, 17 de julio de 2013

El justo derecho a decidir (Asamblea del Procés Constituent de Catalunya en Barcelona)




Ayer domingo 14 de julio celebramos en Barcelona la asamblea del Procés Constituent de Catalunya con un millar de asistentes.  Nos reuníamos por primera vez en un encuentro de esta envergadura para participar en debates sobre los 10 puntos del Manifiesto inicial expuesto por Arcadi Oliveres y Teresa Forcades (1). La propuesta era realizar Diálogos Múltiples y para ello nos organizaríamos en numerosos grupos. 

En el Salón Plenario nos explicaron en qué consistían estos Diálogos, con algunas normas a respetar que más o menos todos seguimos: No tomaríamos ningún acuerdo ni efectuaríamos ninguna votación. Se trataba de que cada cual expresara lo que pensaba y conversáramos sobre esos pensamientos. No pensaríamos que faltaba alguien, quizás mejor preparado para explicar alguna cosa, sino que los que estábamos éramos los adecuados. Asimismo que las ideas que priorizáramos eran las que teníamos, que cuando comenzáramos era el momento justo para comenzar, que si alguien deseaba marcharse hacia otro grupo que lo hiciera con absoluta tranquilidad, que cuando estimáramos terminar acabáramos con idéntica serenidad.

Sabiendo que "el actual modelo económico, institucional y de ordenamiento político ha fracasado", nuestro encuentro giraría en torno a que la aceptación de la diversidad no es división, sino la única posibilidad válida para la unidad sin la uniformidad. Seríamos extremadamente amables, cuidadosos y velaríamos por el normal desenvolvimiento del diálogo.

¿Todo eso podría suceder? Pues sí, así sucedió, y hasta en la plenaria final se nos hizo un llamado a no chiflar alguna opinión que criticara lo que habíamos hecho. Es cierto que nadie expresó ningún criterio completamente en contra o que tachara lo sucedido de utópico o con cualquiera de esas variantes del idealismo que siempre podemos tener guardado muy adentro y que, con justeza, no queremos especular en sus verdades o falsedades. Seguramente más adelante surjan los conflictos inevitables, pero, por ahora, todos teníamos en nuestro más profundo ser el gran deseo de ir haciendo el camino todos juntos. Quizás pensamos que sólo así puede ser consistente, perdurable y tener un verdadero sentido la construcción de un nuevo país. Lo contrario podría asemejarse a lo que ya tenemos, y si vamos a dejar de ir a la playa en un precioso domingo de verano, entre otras dejaciones, para reunirnos y debatir los asuntos que más nos interesan y que, de una u otra manera, nos afectan a todos, la única explicación con vocación de realizarse es que no nos perderemos ni el más mínimo instante de fiesta si la cuestión no pasa por cambiar lo que ya tenemos.

Realmente la asamblea ha sido hermosa. ¿Podemos darnos el gusto de disfrutar de la paz o definitivamente la belleza está prohibida? ¿Somos seres humanos queriendo seguir siéndolos o es que también el ser humano está prohibido? Para todos parecía estar bien claro que ni la hermosura ni nuestra humanidad nos las íbamos a prohibir y que si ahora éramos mil, mañana podríamos ser cien mil y pasado mañana millones. Es evidente que las condiciones están creadas para ese crecimiento de participantes en el Procés Constituent. Todo dependerá del entendimiento de nosotros mismos, porque, entre otras cosas muy bien determinadas, no tenemos protagonistas ni manipuladores. Sencillamente creemos que la belleza es un atributo de la sociedad humana y por ella estamos luchando pacífica y democráticamente. Cada cual habrá aprendido, o no, qué debe hacer. Los otros, los miles, los millones que no estuvieron presentes en esta asamblea, serán interpelados al diálogo múltiple que tanto necesitamos para un país nuevo porque, como dijo alguien, “nadie debe quedar fuera.” Es el justo derecho a poder decidir ser persona, grupo, comunidad, pueblo, conjunto, mundo y a no ser vapuleado por los aires como si se fuera una cometa perdida en el viento.

(Dilluns, 15 de juliol de 2013)

 (1) Manifest per la convocatòria d’un procés constituent a Catalunya


Els sota-signants fem una crida a la ciutadania de Catalunya a adherir-se a aquest manifest que té per objectiu la convocatòria d’un procés constituent a Catalunya que permeti que el poble català decideixi de forma democràtica i pacífica quin model d’estat i de país és el que desitja.

Les mobilitzacions dels darrers dos anys han mostrat un potencial de lluita social creixent i un ampli rebuig a les polítiques que pretenen resoldre la crisi premiant amb diners, reconeixement i privilegis els seus responsables directes i endeutant de per vida a la majoria de la població.

L’actual model econòmic, institucional i d’ordenament polític ha fracassat.

És urgent que creem entre totes un model polític i social nou i cal fer-ho sense repetir fórmules del passat, conscients que el procés no serà fàcil ni curt. Requerirà l’autoorganització i la mobilització social continuada. Només amb una ciutadania activa, participativa i al carrer serà possible garantir un procés de canvi social profund.

Per a aconseguir-ho, cal impulsar un procés de reflexió i confluència ampli, plural i participatiu capaç de reconèixer en la seva competència i diversitat els múltiples col·lectius que ja fa temps que treballen pel canvi democràtic i pacífic,  i capaç de fer-los lloc en una plataforma unitària que cristal·litzi el malestar social creixent en una majoria política organitzada a favor d’un canvi de model.

Es tracta d’iniciar un procés des de baix, creant espais de trobada entre el màxim nombre de col·lectius i persones a barris i pobles, per tal de bastir una nova eina plural i diversa i articular una candidatura el més àmplia possible per a les properes eleccions al Parlament de Catalunya amb l’objectiu de defensar la convocatòria d’una Assemblea Constituent per definir quin nou model d’estat i d’ordenació sòcio-econòmica volem.

El nostre objectiu no és crear un nou partit polític. Cap de les dues persones que presentem aquest manifest no pensem concórrer a les eleccions, sinó que volem contribuir a impulsar un procés des de baix que culmini en la creació d’una candidatura unitària que tingui com a objectiu la convocatòria de l’assemblea constituent que necessitem per fer una Constitució nova per a la República catalana, de manera que no sigui possible en el futur que els interessos d’uns pocs passin per davant de les necessitats de la majoria.

Un projecte de canvi social i de ruptura amb l’actual ordre haurà de defensar un seguit de mesures bàsiques i d’urgència. Definir-les és una feina col·lectiva a realitzar per part de totes les organitzacions i persones que participin en aquest procés. Una primera llista provisional, orientativa i no exhaustiva de punts a considerar és la següent:
  1. Expropiació de la banca privada, defensa d’una banca pública i ètica, fre a l’especulació financera, fiscalitat justa, auditoria del deute i impagament del deute il.legítim.

  2. Salaris i pensions dignes, no als acomiadaments, reducció de la jornada laboral i repartiment de tots els treballs, inclòs el treball domèstic i de cura no-remunerat.

  3. Democràcia participativa, reforma electoral, control dels càrrecs electes, eliminació dels privilegis dels polítics i lluita decidida contra la corrupció.

  4. Habitatge digne per a tothom, moratòria dels desnonaments i dació en pagament retroactiva.

  5. No a les privatitzacions, reversió de totes les retallades i potenciació del sector públic sota control social.

  6. Dret al propi cos i no a la violència de gènere.

  7. Reconversió ecològica de l’economia, expropiació i socialització de les empreses energètiques i sobirania alimentaria.

  8. Drets de ciutadania per a tothom, no a la xenofòbia i derogació de la legislació d’estrangeria.

  9. Mitjans de comunicació públics sota control democràtic, programari i xarxa lliure i desmercantilització de la cultura.

  10. Solidaritat internacional, no a la guerra, i per una Catalunya sense exèrcit i fora de l’OTAN.
Ens trobem en una cruïlla històrica on és necessari fer un pas endavant i aplegar forces. Fem una crida a la ciutadania de Catalunya a signar aquest Manifest i a ajudar a construir entre totes i tots aquesta iniciativa de canvi a favor d’un model social, econòmic i polític igualitari i participatiu que es nega a separar la Llibertat de la Justícia i de la Solidaritat.

Arcadi Oliveres i Teresa Forcades
10 d’abril 2013



viernes, 12 de julio de 2013

La jodida vida




Otra vez Cuba, a pesar de las tantas agresiones internacionales que sigue sufriendo, el gobierno vuelve a poner el dedo en las llagas de su realidad. La épica parece haber pasado y se impone para todos qué hacer ante la jodida vida que debemos enfrentar. Por mucho que queramos explicarnos la más reciente historia cubana, aunque nunca vengan mal los recuentos, lo cierto es que desde hace un buen tiempo dejamos de hacer poesía y empezamos a vivir la prosa que cada cual se está escribiendo: realmente es desesperante, pero ningún dolor ni lamento nos resolverá los problemas. Estamos para enfrentarlos e intentar solucionarlos. La realidad es dura y no nos cabe, en honor a nuestra decencia, ningún protagonismo para pensar que tenemos el camino ejemplar, salvo aquel donde colaboremos para que las cosas mejoren. Posiblemente exista un camino mejor de la misma forma en que puede existir otro peor. No tenemos ninguno de esos, sino el que vamos recorriendo, proyectado por unos y no por otros, da igual en este momento, o mejor dicho, no da igual, porque es el que hicimos buscando el beneficio para todos y nadie, nadie, ni el menos favorecido, se imagina que él mismo puede joderse su vida. 

La sociedad cubana, por no decidir una vía numantina de resistencia, “gracias a Dios”, arribó al mundo y todos estamos interpelados a entrar por esa puerta. El mundo entero está viviendo una crisis total de todos los valores. De nada valen las argumentaciones y otras historias donde lo que pasa en Cuba no pasa en ninguna otra parte. Todo pasa también en cualquier parte. Cada lugar tiene sus propias características. Nosotros tenemos las nuestras y son esas por las que debemos preocuparnos, pero, por favor, no nos condenemos.

Cada día se hace más notorio que el sistema que pretendimos, como una auténtica democracia de participación colectiva, ha fallado. No lo logramos, pero, en honor a la verdad, decidimos y aún seguimos decidiendo encontrarlo, claro, las condiciones han variado mucho. Algunos podrían decir que perdimos mucho tiempo. Puede ser cierto, aunque también puede ser falso. No resulta nada fácil conocer el camino certero, a pesar de que algunos digan que era evidente que no escogíamos el adecuado. Sería magnífico si pudiéramos ver las consecuencias de todos los caminos, en fin, no existe esa posibilidad y la realidad obliga a cualquiera donde sea que esté.

¿La tozudez por alcanzar entre nosotros una verdadera democracia constituye una infamia? Es muy posible que todos lo neguemos, no, no es ninguna infamia pretender lo que quieren todos los pueblos del mundo. Otra vez podría aparecer una buena cantidad de especulaciones del por qué seguimos siendo tozudos. Y no vienen mal, pero, otro favor, no creamos que estamos muy equivocados. Sé que a muchos no les gustan ni un poquito las comparaciones, como si estas fueran algo absurdo, y no, no lo son, siempre estamos pensando en ese país mejor que queremos y siempre tenemos a alguno en la mente, es lo más normal de la vida. Pues bien, ¿cuál es ese país? Cada cual tendrá el suyo y si los juntamos será el nuestro.

¿En qué condiciones estamos para que Cuba sea el que hemos elegido? Nuestro país, al contrario de muchísimos otros, es dueño absoluto de todas sus riquezas. Eso tiene que decirnos algo muy significativo. Creamos realmente que todo es nuestro y que no tenemos que arrodillarnos ante ninguna empresa privada que sólo busque sus particulares beneficios. De alguna forma nos sentimos con más propiedad para decidir junto a nuestros gobernantes no caer en la jodida vida que se está viviendo en el mundo. La responsabilidad y la exigencia han de ser mutuas. ¿Que tenemos enormes fallos en la economía, la política, la educación, la sanidad, el comportamiento social, etc. etc.? Por supuesto, como en cualquier otro lugar. De ninguna manera somos una excepción, aunque lo quisimos ser y creímos que podíamos a pesar de venir desde bien abajo en la escala de la vida. Tal vez sea ese el mayor error que nos inculcaron los que nos han gobernado: bendito error. Por ese error hoy debemos ser más capaces de luchar contra la corrupción que en Colombia o en Italia. Por ese error hoy podríamos combatir mejor la indiferencia que en Ciudad México o en París. Por ese error hoy deberíamos desterrar con mayor facilidad la marginalidad que en Buenos Aires o en Madrid. Por ese error, en definitiva, el pueblo cubano sabe que tiene armas de gigante para enfrentar sus problemas. No dejemos que nadie nos quite ese error.

Si en ningún país del mundo los pueblos suelen condenarse, ¿por qué vamos a ser el primero en hacerlo? ¿Queremos condenarnos? Es evidente que el resultado sería muy entretenido para aquellos que no quieren que Cuba pueda cambiar nada y buscan nuestra más absoluta rendición en la construcción de la democracia. ¿Queremos rendirnos? Es muy fácil rendirse, así de sencillo: condenémonos creyendo que todo lo que hemos hecho es el mayor fracaso de la historia de la humanidad, condenémonos creyendo que la solución de los múltiples problemas que tenemos consiste en renunciar a resolverlos y que vengan otros a entregarnos el país nórdico que no somos y que nunca nos entregarán aunque nos lo prometan. No hay otro camino, cubanos, que enfrentar la jodida vida de nuestros tiempos e intentar salir airosos dondequiera que vivamos. Y una sugerencia: todo nos saldrá mejor y mucho más feliz si lo hacemos con la memoria generosa de todo lo bueno que intentamos y que hicimos. Nunca prescindamos de ese tan denostado error de creernos con capacidad para no tener una vida jodida. Nuestra épica, como la poesía, no es olvidable y en su recuerdo siempre deja las marcas donde un ser humano logra sonreír.  



domingo, 7 de julio de 2013

Europa en la sumisión imperial (Cuba, Evo Morales y Egipto)




Ah, la vieja Europa nunca fue más vieja que por estos días de vejaminosos vítores, decadentes gendarmes y aceleradores mortuorios. Se han avergonzado a los naturales europeos y a sus descendientes que, en amarga y dulce mezcla de siglos, se asentaron en las tierras de la Mar Océana y se liberaron de sus estériles cunas.

Casi al mismo tiempo sucedieron los hechos que también degradan a cualquier ser humano preocupado por sus semejantes o, sencillamente, inquieto ante la debacle que Europa está forjándose. Europa, cual becaria norteamericana, se llena la boca de democracia, libertad, derechos humanos y otras maravillas como en un retablo de títeres. A la hora de actuar Europa se convierte en el fantoche bananero, subdesarrollado, miserable e inferior de que acusa a los pueblos que colonizó hace ya muchos años. ¡Quién lo recuerda! Una buena parte de los gobernantes europeos guardan para sí mismos esa decadente memoria como una lisonja de su descalabro imperial.

La vuelta a la celebración por el parlamento europeo de su premio Zajarov a la libertad y la defensa de los derechos humanos con otro “disidente” cubano, complace al amo y siembra, con auténtica nostalgia de una condición colonial, vejaminosos vítores a una condecoración merecida más bien por el Sistema de Salud Pública Cubano. Fue Cuba la gran salvadora del farsante de las huelgas de hambre y es el parlamento europeo el que acoge a este esperpento de nuestro tiempo para que afirme que “él es el cambio” como le dicen en Miami. Por tres veces, como si fuera el país asesino en serie de este mundo, el parlamento europeo satisface a su goloso rey condenando a Cuba. Resulta difícil imaginar tantas condenas con este paisito donde lo que más se ha priorizado es la dignidad humana.

Cuando estos jueces terminaron su abrazo con la vejación llega la decadencia exhibida por Francia, Italia, España y Portugal al negarle el aterrizaje o el paso por su espacio aéreo al avión del presidente boliviano Evo Morales quien, con suficiente coraje, se negó a que el embajador español en Viena comprobara que en el aparato no se encontraba el ex empleado de la CIA Edward Snowden. Días antes algunos gobiernos europeos pidieron explicaciones a los Estados Unidos de América por las filtraciones de espionaje hacia sus países, incluyendo a la propia sede de la Unión Europea en Bruselas, denunciadas por el joven norteamericano. Súbitamente algunos perdían las máscaras de la honra. En vez de proteger a quien le defendía sus tímidas independencias, querían agarrarlo como quiera que fuese según les ordenaron desde Washington, aunque pusieran en riesgo la vida de un legítimo mandatario. Quizás pensaron que si los pueblos pobres no deben vivir mucho tiempo, mucho menos deben vivir sus representantes que no se arrodillan ante el imperio. Total, podrían pensar, sólo se trataba de un indígena menos peligroso que aquel que, con sus revelaciones, puede hacer más visible la sumisión europea al imperio norteamericano.

Y si un indígena no vale nada, al igual que los negros recientes de Mali, la misma suerte debe tener el extraño musulmán. Al completar su faena en Túnez, Yemen, Bahréin y Libia, estar preparando la de Irán y viendo que la de Egipto se les está yendo de las manos, Europa da principalísima voz al aliado perfecto de los Estados Unidos en ese país, el ejército egipcio, y con él, sin el menor pudor a desatar en Egipto la atroz guerra civil que aviva en Siria, continúa su oprobiosa alianza imperial para contribuir al exterminio de aquellos que no valen nada. Es increíble que el paso del tiempo no le diga nada a Europa. Con una actualidad que eriza a cualquiera diversos gobernantes europeos, en vez de liberarse de unas entrañas donde aún late el genocidio americano, africano y musulmán, en vez de acabar de poner punto final a sus ancestros imperiales y colaborar a un mundo relacionado en paz y cooperación, se rinden orgullosos ante el nuevo imperio porque, tal parece, que su condición humana es imperial aunque sea en absoluta sumisión a su relevo histórico.

Ah, la vieja Europa, ¿cuál será el destino de sus pueblos con gobernantes que no cultivan la dignidad y que creen que los revolucionarios cubanos, como los indígenas, los negros y los extraños musulmanes, deben morir lo más pronto posible para, al fin, obtener la más “limpia” especie humana? ¿Correrán la misma suerte los incrédulos de los movimientos sociales reivindicativos, anti-sistema capitalista o independentistas que crecen en el continente? ¿Otra vez serán los países europeos los receptores de las guerras más devastadoras que han sacudido a la humanidad? Cuando los indígenas, los negros, los extraños musulmanes y los incrédulos desencadenen su serenidad la tierra europea va a temblar. Da horror y en nombre del horror escribo intentando conjurar lo que puede suceder en Europa si no se detienen las faenas de estos gobernantes ansiosos de nuevos cementerios.