domingo, 24 de noviembre de 2013

Los enanitos de los sueños




Todos entendemos fácilmente que una auténtica revolución es un giro en la vida de todos hacia las mayores incógnitas. ¿Cómo la haremos, en qué nos equivocaremos, cuántos se mantendrán juntos y satisfechos, cuáles serán los mayores esfuerzos y sacrificios, triunfaremos? El ser humano, tú, yo, aquel, con todas sus diferencias y contradicciones y en su humildad y su soberbia, es el mayor determinante de las respuestas. Y al mismo tiempo, ninguna es firme, ya que todas llevan en su proceso un continuum inacabable “para cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

Cuba fue condenada por el gobierno de los Estados Unidos de América, según un documento del Departamento de Estado norteamericano de los años 60 del siglo pasado, “a que los cubanos padecieran hambre, miseria y desesperación para que derrocaran a la revolución”. Finalizando 2013 el presidente de turno en la Casablanca dice textualmente que “la política estadounidense para la isla ha quedado obsoleta y deben buscarse caminos más creativos e imaginativos”. O sea, la gran potencia económica y militar más poderosa del mundo no logró su propósito con los enanitos de los sueños. ¿Acaso hay algo más creativo e imaginativo que haber resistido y vencido a semejante condena por más de 50 años?  ¿A qué nuevas imaginaciones y creatividades estamos abocados? 

No han sido tranquilos estos años. Todos hemos sufrido y seguro que muchos en algunos momentos hemos padecido hambre, miseria y desesperación. Todos cargamos el pesado fardo de la historia. No estábamos esperando que el presidente norteamericano nos comunicara nuestro triunfo, pero es bueno saber que asume su derrota y que debemos prepararnos para sus nuevos pasos. El camino sigue siendo largo y difícil, casi una broma más del destino, como si ya no tuviéramos bastante con lo recorrido, pero mientras queramos ser el país que queremos debemos ser bromistas.

Pensemos que podemos y hagámoslo sabiendo que vivimos en este doloroso mundo que nos ha tocado y no en el limbo de los cielos. Ello tiene múltiples significados, desde toda la justicia y la belleza que entraña la naturaleza del universo hasta las mayores confusiones y fealdades que las sociedades humanas nos aportan. No resultan nada felices los giros de la Tierra procurando el día y la noche. Sabemos muy bien dónde jamás se oculta el sol, dónde siempre está ensombrecido y por qué suceden estos errores del planeta. 

Recientemente Cuba volvió a recibir el apoyo de la Comunidad Internacional para el cese del bloqueo económico, comercial y financiero que ejerce Estados Unidos contra nuestro país. Hace unos días Cuba fue elegida para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Evidentemente son otros triunfos del camino elegido y aquellos que, dentro o fuera de la isla, se han unido de forma sumamente indigna a la voracidad de nuestro fiero vecino se han convertido en la lástima de su propia existencia. ¿Es hora de lanzar fuegos artificiales? Desde luego que no. “Con todos y para el bien de todos” queremos seguir el camino. La auténtica humanidad de los revolucionarios no debe padecer las vanidades del poder. Nos faltan muchas otras odiseas por continuar y siempre debe salvarnos la coherencia de nuestro derecho a existir. Cuba ha vencido, pero los cubanos amamos nuestras luchas intentando resolver sus imperfecciones o terminaremos odiando nuestra victoria.