martes, 28 de enero de 2014

Devolver a las ratas al agujero de donde han salido



Causa estupor, un inmerecido estupor, admirar la hermosura del esfuerzo realizado por la AODI (Asociación de ocio para discapacitados intelectuales), la AACE (Asociación de autores de cómic de España) y la Diputación de Alicante para entregarnos el sereno y feliz libro de cómic “Un mundo de capacidades” y contrastar semejante belleza con esas imágenes dolorosas de los pueblos de España, donde “nuestros chicos discapacitados” desfilan para reclamar el mantenimiento de sus conquistas sociales que, no siendo solamente de ellos, nos arrancan a todos un poco más de la confianza en la Historia. ¿Fue cierto que luchamos por unas dignidades y que las conseguimos? Pareciera que una nueva peste traída por las ratas que permanecían en su agujero vuelve a amenazarnos. ¿Qué hacemos con la ternura que reflejan “nuestros chicos…? Sin ternura los pueblos no son pueblos, los países no son países, la historia no es historia. Simplemente porque sin la ternura no es posible respirar con agrado.

Nuestro libro no se refugia en la amargura ni en la ansiedad que en estos momentos vibran en las comunidades de discapacitados por todo lo que unas ratas les están quitando, es al revés, nuestro libro, apenas rozando la crisis que se ceba en la fragilidad del corazón, se nutre con unos textos tan sencillos como los latidos cotidianos que nos afirman en la vida, una obra de bondad que se levanta con unos trazos juguetones, cálidos y elegantes en planos siempre rítmicos que atrapan todos los colores. Nuestro libro es el fiel reflejo de la alegría de “nuestros chicos discapacitados”. Una alegría que desborda las “capacidades” que el llamado “mundo normal” parece estar perdiendo: ¿será que en su “normalidad” está prohibido vencer a las ratas que nos han traído la peste de estos momentos?

Así, entre historias sumamente sencillas, como para recordarnos que en tiempos turbulentos no hay nada mejor que el coraje de la sencillez, nuestro libro nos explica que con una sonrisa colectiva se arriba a ser súper héroe, que con un juego en el parque se define la dicha, que con la pura observación de Pau al sentir la diferencia se sabe en qué consiste ser feliz, que con la presencia de los AngelMan entendemos que el contacto físico para la amistad es muy importante,  que con Blasito haciendo girar un cordón de zapato se ve la raíz inmortal del silencio atrapada en el tiempo y que con un pequeñísimo bajel pirata dentro de una botella puede aprenderse a devolver a las ratas al agujero del que han salido… Ah, eso es lo que nuestro libro pretende decirnos y por una razón muy sencilla: la inutilidad y la infelicidad que provoca no conocer la ternura es la discapacidad que tienen las ratas para traernos la peste, y la felicidad y la utilidad de conocerla es la capacidad que tenemos todos para mantenerla, librarnos de la peste y devolver a las ratas al agujero de donde han salido

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