miércoles, 14 de octubre de 2015

Las víctimas de la indiferencia


Ayer martes 13 de octubre se trasmitió por el Canal catalán 3/24 una tertulia sobre el 9N en Catalunya y luego se presentó el programa de reportajes El Món, donde pudimos saber las formas y consecuencias de la extracción del coltán en el Congo y la ampliación del principal puerto de Colombia en la ciudad de Buenaventura. ¿Qué relación hay entre poner las urnas en Catalunya, extraer un mineral en el Congo y ampliar un puerto en Colombia? Superficialmente, ninguna, pero profundamente, muchísima. Los tres lugares, como todos en el mundo de hoy, están súper conectados para aumentar el dilema entre ellos: el bienestar, la riqueza y la paz en una parte y el malestar, la miseria y la violencia en la otra parte. Y en ambas la degradación deshumanizadora, principalmente propugnada desde esa parte cómoda, rica y serena que ni en sí misma se fía. Mientras no se conecten en comprensión, cooperación y fraternidad no habrá humanización posible ni solución a la perversión que vivimos entre todos.

Las urnas del 9N significaban, desobedeciendo al Tribunal Constitucional Español, empoderar el derecho de una destacable cantidad de catalanes a ser consultados sobre su status de vida. ¿Alguien puede pensar que el coltán que empresas del Primer Mundo extraen del Congo no tiene nada que ver con la falta de empoderamiento del pueblo congolés? Así llegamos a la misma cuestión con la ampliación del puerto en Colombia, pero esta con mayor cercanía conocida, al realizarla el Grup TCB de Catalunya. Y no es este el único enlace de empresas catalanas con desmanes en países que denominan bananeros. Su objetivo es llevarse la mayor cantidad de tipos de plátanos sin importarle si la comunidad afrodescendiente del puerto de Buenaventura sea consultada en su derecho a decidirlo.

La serena y altiva desfilada del gobierno regional catalán por las calles de Barcelona hacia el Tribunal de Justicia en apoyo de las autoridades imputadas por el 9N es muy singular. Algo parecido en el Congo sería masacrado mientras en Colombia sería impensable si no se quiere engrosar la enorme lista de desaparecidos. Se conoce la violencia y la muerte que fomentan el coltán en el Congo y el puerto en Colombia. ¿Por qué permitimos que empresas con sede muy cerca de nuestras casas realicen afuera lo que no queremos ver en las nuestras? ¿Es que realmente creemos que nuestros derechos están desligados de los de otros? Para muchos “el empoderamiento de Catalunya es el mío y el de los demás que se las apañen”. Mientras ello esté vigente, las autoridades que nos gobiernan no quitarán protección a las grandes empresas adonde girarán al final de sus mandatos: otros también aspiran a ser ricos.

El mundo se transformará por la brutalidad, la rabia y el caos o por la educación, la bondad y la inteligencia. Si los Estados existentes o los nuevos por fundarse no ven la señal, el empoderamiento de sus pueblos será irreal. En el horizonte, y hasta en la esquina, aúllan las víctimas de la indiferencia.

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