domingo, 20 de marzo de 2016

"Yo no sé qué misterio de ternura tiene esa dulcísima palabra: cubano" (José Martí)

El presidente norteamericano viaja a la cumbre de la OTAN, del G-7, del G-20, o al Premio Nobel, o a un discurso en la ONU, y no pasa nada..., pero si viaja a Cuba... Se dice Cuba y se dicen millones de sueños, esperanzas, resistencias y luchas imprescindibles.

La tierra caribeña que hizo una Revolución a 90 millas del Imperio. La sensibilidad humana que se acercó verdaderamente a los más desfavorecidos y les ofreció salud, educación, cultura y la fuerza para alcanzar su más plena realización.

El gobierno que nacionalizó todas las propiedades privadas que creaban espanto en el aire de la vida. El pueblo que esperó la agresión por toda la isla y la derrotó en Playa Girón. El país que vio en el cambio de sistema la única salvación. Tierra, sensibilidad, gobierno, pueblo y país que lograron ser solidarios con los más necesitados del planeta y seguir existiendo.

Cuba fue una desde 1959, fue otra desde 1990, y otra más a fines de 2014, y aún será otra desde este 20 de marzo de 2016. Pero en todas esas Cubas puede respirarse que ninguna nación es la única elegida para el disfrute de la Tierra, porque todas estamos para ello. Quizás por esto el mundo se solidariza con el aire cubano.

Las ideas, la organización y la voluntad del conjunto de Cuba posibilitan, aún en medio de la crisis mundial: que la formación científica y cultural de los cubanos y otros residentes latinoamericanos, africanos y asiáticos sea una de las más altas del mundo, que los médicos y diversos contingentes isleños de otras profesiones expresen sus conocimientos y sensibilidades en más de 60 países del Tercer Mundo, que un paisito subdesarrollado, pobre, bloqueado, en perenne crisis económica y con múltiples errores en su proceso revolucionario haya llegado a la cumbre de la dignidad humana. A esa cumbre arriba hoy Barak Obama y todos esperamos que respire el aire de esa victoria. Tal vez, en un esfuerzo libre de sus pulmones, se acoja al misterio de ternura que tiene la dulcísima palabra cubano.

(También publicado en El Periódico, Catalunya, bajo el título "El viaje de Obama a Cuba")

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