lunes, 23 de septiembre de 2019

El derecho y el deber de vivir en paz (EEUU y los demás)

¿Para qué existen y sirven los organismos internacionales, la ONU, por ejemplo, y otros tantos de diversa índole en niveles regionales y nacionales? ¿Es que los derechos humanos, la legislación internacional u otros términos similares que el lenguaje ha bautizado como ejemplares, no pueden impedir que el presidente de los EEUU, sea cual sea, decida por todos si toma medidas militares contra Siria e Irán y condena a múltiples sufrimientos a Venezuela y a Cuba y todos los organismos creados y aceptados tienen que callarse y hasta a veces arrodillarse ante la nefasta decisión? La santa paciencia ante los imperios siempre ha tenido un límite con una conclusión: deben ser eliminados. El destino de la fiesta de la vida que nos hacemos todos, gústele o no a EEUU, nunca puede estar en manos de quien lo arroja al abismo como su propio suicidio.

No creo que ninguna persona, admiradora de la dignidad humana o del más mínimo decoro colectivo, pueda sonreír y ser feliz cuando EEUU impide la llegada del necesario combustible a Cuba. Para el daño no pueden existir colores de simpatía, adhesión u orgullo por un gobierno que despedaza cada día la realidad compartida de relacionarnos en paz.

Si la vida nos ha otorgado el privilegio de querernos, no hay explicación que valga para aceptar que EEUU tenga el derecho de decidir cómo mantenemos el afecto.

Cuba tiene problemas, Venezuela también, e igual Siria e Irán, como también los tienen Colombia, Francia, Israel y Japón, pero la solución no puede ser la que ha decidido EEUU para Afganistán, Irak, Libia, Venezuela y Cuba. Nadie, en su sano juicio y en su amante corazón, puede usar sus poderes políticos, económicos, militares y culturales para la agonía y la destrucción de los demás. Quien se atribuya tal derecho solo conseguirá que los otros se acojan al deber con que han sido nutridos: llanto por llanto y sangre por sangre. Si ya la palabra y el diálogo no tienen ningún sentido para EEUU, es EEUU el que tiene el mayor problema del mundo.

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