No cabe duda, el Mundial de fútbol de Sudáfrica acaparará gran parte de las voces del Mundo, y aunque estén dirigidas por el capital que nos devora, no creo que estemos en condiciones de desaprovechar la oportunidad que nos ofrece para denunciar la tapadera que representa. Y no habrá cosa mejor entre nosotros que hablarnos, criticarnos, como pedía el gran cubano José Martí, “porque la crítica es la salud”. Si nos suspendemos esa prioridad muy poca lucha tendremos. Y no creo que, entre nosotros, estemos necesitados de descansos, todo lo contrario, es la mejor hora para el encuentro fraternal, precisamente ahora, cuando acontecimientos como éste que nos ocupa tienen ensimismados a tantos compañeros. Es una cosa seria: la inmensa mayoría de ellos son, o habrán de ser, nuestros hermanos de lucha. Sin ellos no somos nada. Sin ellos sólo somos simples adoradores del Bien Común en estado de gracia, lo que tal vez sea el peor fruto de nuestras esperanzas.
Dice un amigo que “cada uno escoja su terreno de juego”, bueno, sí, de hecho siempre pasa así, “cada uno escoge”. Es el más que sagrado bien de nuestras reflexiones. Perfecto. Sólo que este “siempre pasa así”, que acabé de escribir, también debería ser objeto de nuestro estudio. Quizás introducirle algún cambio. Aún respetando el terreno escogido por el otro, todos nosotros estamos en el mismo juego de lucha contra el capitalismo, ni más ni menos, sólo es cuestión de matices. Ese juego es nuestro y no de uno solo a su libre albedrío en el terreno de todos. Si no crecemos juntos, mala cosa para esa unidad que tanto buscamos. Y cualquier cosa que hagamos, aún aquella más prescindible, debe estar presidida por esa búsqueda común de hacernos más juntos y no más separados. Es que en esencia no queremos estar solos, ninguno de nosotros amamos la soledad, es al revés, adoramos el abrazo fraternal. Parece que estamos muy necesitados de comunicación y diálogo, mucho más que de estancos indiferentes adonde se refugie lo que escoja “cada cual”.
Es lo que escribe este compañero lo que todos pretendemos: por “cuestión de principios, dignidad e inteligencia” resulta un apasionado deber y placer comunicarnos a viva voz y hasta quién sabe si alguno de “los alienados” de quienes alguien pretende alejarse nos ofrezca la mejor respuesta.
No creo que se trate de qué “nos pregunten dentro de unos años”, sino de qué nos preguntan ahora. Alguna compañía debemos ofrecerle a tantos compañeros “alienados”. Quizás podríamos hacer algo mezclándonos en las peñas deportivas, donde la alienación nos alcanzará a nosotros también y tendremos que averiguar cómo salir de ella. Sería una buena experiencia para aquellos que deseen escoger este camino. Bueno, también podría ser mejor la reflexión ya expresada por otro compañero: promover el debate acerca de la actual reforma laboral. El terreno es tan grande y tan complejo que, de alguna manera, debemos ser asequibles a todas las iniciativas, sin que de ello se infiera que al capitalismo le estemos dando de beber. Una cosa debemos tener muy clara: a nuestros compañeros alienados con el fútbol debemos ofrecerles toda el agua del Mundo. Quizás vengan con nosotros después del partido, bueno, al menos debemos intentarlo. Es en esos ambientes donde más están. También podríamos resaltar los pies descalzos de los niños africanos ante esa simbólica pelota de nuestros tiempos: difundir su agotamiento en el juego después de las largas jornadas de trabajo criminal a las que se ven obligados por dos céntimos de euros al día e intentar con nuestras reflexiones que todos descubran la tapadera del Mundial. ¿Qué hacemos nosotros con tanta agua para la sed de Humanidad que vibra en todos los pueblos y en todas las personas? El día que dejemos de creer que esa sed existe, habremos acabado con el agua de nuestras vidas.
No hay mejor belleza en cualquiera de las vías de nuestras luchas que aquella que pueda exhibir el compartirlas con la mayor cantidad de personas.
Gústenos o no, pensemos lo que pensemos, y a pesar de todas las manipulaciones que los grandes medios hagan con el Mundial de Sudáfrica, la celebración futbolística es un acontecimiento que no debemos obviar. Más allá de la alienación con que los intereses capitalistas han convertido la fiesta del fútbol, nunca podremos olvidar el arraigo de ésta en las grandes masas populares, y son éstas la esencia vital de nuestras luchas. Por ello pienso que debemos seguir imaginando los aportes que podríamos extraerle a este evento.
Puede ser deseando que gane la República Popular y Democrática de Corea. Es sólo un deseo para trasmitir otras cosas, como nos comentaba un compañero. Puede ser aclarando principios, dignidad e inteligencia, como nos pedía otro. Puede ser de múltiples maneras, porque sólo es posible concentrar esperanzado, o reunir, el debate de izquierda ante lo que “existe” ahora mismo en nuestro mundo globalizado cuando asumimos los retos del poder que nos imponen los grandes medios. Ignorarlos sería una ingenuidad.
No nos engañemos. Los pueblos, infantilizados, no consultan mayoritariamente las vías alternativas de información. No obstante, ello no significa que sean lacayos del capital, no, no son sus siervos, sencillamente son lo que pueden, y nosotros estamos obligados a marchar con ellos y ofrecerles, con nuestra proverbial humildad, y hasta en nuestra más grande limitación, lo que podamos, todo lo que podamos, como un intento, aunque también pueda ser infantil, donde podamos imaginar algún acercamiento. Nunca debemos olvidar que también nosotros somos niños en nuestras luchas.
Quizás sea un acierto que nos llenemos de noticias sobre el Mundial, de nuestro Mundial. Tal vez, no hay nada seguro, que ello sea una vía para “existir un poco más” en estos momentos donde el imaginario mundial está pendiente de lo que sucede en Sudáfrica.
Creo ver una muestra de ello en el artículo publicado en el periódico Granma, de Cuba, por el periodista Oscar Sánchez Serra. Por creer algo en esas posibilidades me remito a transcribir una buena parte de lo escrito en el matutino cubano:
“El 26 de julio de 1991 el destacado luchador africano Nelson Mandela le dijo al pueblo cubano, en la ciudad de Matanzas:
El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África... Su invariable compromiso con la erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo... ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?... Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros.
Y añadía Mandela: La presencia de ustedes y el refuerzo enviado para la batalla de Cuito Cuanavale tienen una importancia verdaderamente histórica... ¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África!... ¡Esa contundente derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía!... ¡La derrota del ejército racista le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia!... ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica!... ¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no hubieran sido legalizadas!... ¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África austral!... ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!
África no tendría un mundial de fútbol y seguiría separada de toda organización deportiva internacional si no se hubiera acabado con tan repudiable política.
Por eso, nos sentimos parte de la alegría que brinda la fiesta sudafricana, porque con toda humildad, cuando disfrutemos de cada uno de los 64 partidos del Mundial sentiremos satisfacción de saber que por allí andará el gran gol de Cuba.
Fidel nos decía el 2 de diciembre de 2005: "Cuba cumplió con lo que dijera el insigne líder del anticolonialismo Amílcar Cabral: ‘Los combatientes cubanos están dispuestos a sacrificar sus vidas por la liberación de nuestros países, y a cambio de esa ayuda a nuestra libertad y al progreso de nuestra población lo único que se llevarán de nosotros son los combatientes que cayeron luchando por la libertad’".
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