Al abrir la web oficial de Amnistía Internacional puedo
leer en letras grandes:
El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo
Luego sigo leyendo:
“Amnistía
Internacional es una organización democrática e
independiente que no acepta fondos que puedan comprometer su trabajo. Se
financia exclusivamente gracias a las aportaciones de personas comprometidas
con la idea de conseguir un mundo más justo. Tu colaboración, por pequeña que
sea, es lo único que nos permite seguir defendiendo los derechos humanos, así
como investigando y denunciando abusos que se cometen en todo el mundo. Hazte
socio/a y apoya nuestro trabajo. Cuantos más seamos, más fuerza tendremos”.
A un lado de la página me
dicen sobre la utilidad del dinero aportado a la organización:
“62% a Campañas, Respuesta a
crisis y Sensibilización. 26% Aportación internacional al trabajo de
investigación y campañas de Amnistía Internacional en todo el mundo”. O sea, el
88% de la recaudación dice estar dedicada, como se menciona en el párrafo
anterior, a “la idea de conseguir un mundo más justo”, a “seguir defendiendo
los derechos humanos” y a seguir “denunciando abusos que se cometen en el
mundo”.
Aunque me identifico con
todos esos propósitos, no soy un colaborador monetario de esta entidad. No podría
serlo. Soy, reiterando el slogan inicial en letras grandes, un luchador que
sabe que “el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo”. Por ello elijo
unirme a los más consecuentes con ese slogan, a los que, enfrentados a miles de
agresiones procedentes del Mundo Rico, insisten en que le mejoramiento humano
es posible, y esos están, perseverantes, confundidos muchas veces, pero
insistiendo junto a las luchas emprendidas por la Revolución Cubana en 1959. Sé
que su proceso histórico no está carente de absurdos, errores y otras
desacreditaciones. ¿Qué cubano no ha tenido contradicciones con su gobierno?
Todos lo hemos criticado en numerosas ocasiones, pero la mayoría seguimos luchando
por mejorar esa enorme tarea humana. No hay otra alternativa para quien sepa,
por experiencias vividas en Cuba, en África y en América Latina, la gigantesca
magnitud de la colaboración cubana por el máximo respeto a “los derechos
humanos”, su constante batallar por “conseguir un mundo más justo” y su
infatigable denuncia en todos los foros mundiales contra “los abusos que se
cometen en el mundo”. Entonces, respondiendo a esa unidad elegida, me permito
el derecho de señalar el error de Amnistía Internacional por su campaña contra
Cuba a través del premio otorgado al documental “Voces prohibidas” en el
reciente Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián, cuando allí
mismo compitió un magnífico documental del 15M.
Muchos piensan que las
intervenciones de la bloguera Yoani Sánchez en este documental ya no merecen
tenerlas en cuenta y no es mi propósito hacerlo. El tiempo se ha encargado de
envejecerlas, desmentirlas y que se vuelvan contra ella misma. Ya sabemos de la
mendicidad sufrida en Miami por la madre del “mártir” Zapata, el suicidio en
Canarias de uno de los ex prisioneros “políticos” cubanos que arribó a España
en 2011 en busca de libertad, la brutal violencia que conoció la familia de
otro de esos ex prisioneros “políticos” cuando fue desahuciada de su vivienda
en Alicante al suspenderle el gobierno español las ayudas prometidas, el
milagroso servicio médico cubano al salvar al huelguista Fariñas para que
ahora, de visita en Miami, elogie el trabajo desestabilizador del gobierno norteamericano a través de la emisora anti-cubana Radio
Martí. Y celebrándose aún la gira mundial de los “disidentes” cubanos,
incluyendo a la propia bloguera, con sus publicitadas reuniones en Madrid,
Washington y Miami junto a aquellos que más atacan “los derechos humanos”
constatan las denuncias contra ellos del gobierno cubano. Y es que hasta la
Iglesia Católica Cubana, una de las instituciones que más contradicciones ha
tenido con el gobierno revolucionario, condenó a los cubanos y extranjeros que
buscan desestabilizar al país. Así lo expresó el Suplemento Digital 230 de mayo
de 2013, Espacio Laical, de la Arquidiócesis de La Habana: "Cuba tiene
muchísimo que cambiar, pero los protagonistas de esos cambios no pueden ser los
centros de poder de ciertos países fuertes e influyentes." Y por ello no
aprueban que “determinadas personas, cubanas y extranjeras, insistan en pedirle
a importantes centros de poder en el mundo que desestabilicen al gobierno
cubano." Y eso es lo que están haciendo los "disidentes" de gira
mundial, entre ellos la bloguera exaltada en el documental y Amnistía
Internacional al premiar esta obra de “investigación”.
Estas verdades son
suficientes para que el documental de Bárbara Miller no tenga la más mínima
autoridad investigativa, pero muchos no conocen esas verdades que los Grandes
Medios esconden. Como dije, no es mi propósito analizar el documental, sino
que, como igual he señalado en numerosas ocasiones las torpezas del gobierno
cubano, ahora señalo las de Amnistía Internacional por el delirio en que ha
caído con premiaciones como esta. En el propio Festival compitió un magnifico
reportaje del 15M, premiado por el jurado principal del evento y que Amnistía
ignoró. ¿Es que Amnistía tiene mayor predilección por lo que pasa fuera de las
fronteras del Primer Mundo? Podría señalársele que así no está cumpliendo
seriamente con su propósito de defender “los derechos humanos” en todo el mundo.
Al otorgarle su premio a este documental de tan bajo nivel de investigación y
con tanta manipulación para desestabilizar a un país está promocionando su uso
en campañas que van en contra de los magníficos propósitos que proclama la
organización a nivel mundial. Cuando Cuba es torpe afecta a un grupo de
personas. Cuando Amnistía Internacional es torpe afecta a todo un pueblo y al
mismísimo orden internacional. ¿No conoce Amnistía esta responsabilidad con sus contribuyentes en todo el mundo?
Si a este tipo de acciones
de “sensibilización” Amnistía Internacional dedica una gran parte de su
presupuesto, ¿qué utilidad real tiene el dinero que podamos aportarle a esta entidad?
No quisiera imaginar que las ideas de libertad, democracia y justicia que
dijeron llevar los invasores de Irak y Afganistán, y que se han convertido en
la mayor pesadilla de estos pueblos, hayan sido estimuladas por obras de
investigación como este documental que Amnistía Internacional acaba de premiar.
¿La utilidad de los aportes monetarios está en el delirio?
No, realmente no quisiera
imaginar a una organización como Amnistía Internacional mezclada con poderes
que sólo han llevado la destrucción, el caos, la desesperación y la muerte a
estos pueblos de Asia. No, no quiero imaginar que sus investigaciones se
parezcan a la de los máximos violadores de los derechos humanos en el mundo.
Pero la manipulación de la Opinión Pública es evidente. El documental premiado
ya ha sido exhibido por la Televisión Española y seguramente seguirá su
divulgación mundial. Tal pareciera que los grandes poderes van buscando, uno
por uno, la desestabilización de todos aquellos países donde no impera su orden.
Primero fue Irak y Afganistán. Después fue Libia. Mañana puede ser Siria, o
Irán, o Venezuela, o Cuba. ¿Hacia dónde va el mundo por esa vía? Todos sabemos
que tales formas nos alejan de “conseguir un mundo más justo”. ¿Ese es también
el objetivo de Amnistía Internacional? No, reitero, no quiero imaginarlo y por
eso denuncio, porque mirando “la realidad” de Cuba que refleja el documental
premiado por Amnistía Internacional me ha hecho pensar en el infierno adonde nos
han llevado “investigaciones” como estas.
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