martes, 27 de agosto de 2013

La orden de los purificados




Si no nos parecemos a la orden de los purificados nos negamos a toda participación. Es un punto de vista muy loable, pero si lo acatamos al pie de la letra cada vez perteneceremos menos a la misma orden porque ésta en cualquier momento será totalmente sacrificada, pues cuando ni el claustro sirva para sostenernos habremos de arrodillarnos si aún apreciamos la vida. No digo que debemos defender a Gadafi, bueno, ya es tarde para ello, aunque también podría aparecer otro como él, ya que sí digo que irnos con los que aceptaron firmar con las petroleras norteamericanas, francesas e inglesas para obtener su complacencia en la lucha contra Gadafi es un disparate enorme, y no estar con ninguno de los dos es, quiérase o no, participar de los intereses de estos últimos como ellos mismos han acordado. ¿No tenemos nosotros ningún acuerdo, o sea, claramente, no tenemos nosotros ninguna táctica ni estrategia? Los poderosos las tienen. Ah, como ellos usan esas categorías, ¿nosotros no debemos usarlas? Somos verdaderamente hermosos en un planeta donde la belleza resulta un bien que sólo da pérdidas. ¿No queremos ganar nada y dejarle a la Historia la proeza? Sabemos que nunca ha sido así, ¿por qué insistimos? ¿Es que la comodidad del pensamiento propio se ha convertido en nuestra mejor batalla y hasta que ésta no dé sus frutos debemos esperar? Es atroz esta esperanza y al menos para los que han logrado el tan querido pensamiento propio éste se les ha convertido, por callar y hasta por expresarlo, en una maldición. ¿Ese es el precio de nuestra libertad? ¿Nuestra libertad? ¿Qué libertad? A fuerza de oírla nos la hemos creído y la ejercemos como si en verdad la tuviéramos.

Así es el mundo que nos ha tocado vivir, estamos y no estamos, y lo estamos viviendo aunque aparentemente no exista el mundo que queremos, ¿es que en verdad no existe? No sé, es bien difícil opinar y cada cual, como han decidido los poderosos, tomará la correspondiente decisión para dividirnos aún más de lo que estamos. Esa es la táctica y la estrategia triunfantes.

Nos engañaron mucho los camaradas soviéticos con su Socialismo, pero mucho más nos engañan los que lo destruyeron y ya va siendo hora de que nos expliquemos un poco más el tema.

¿Debemos elegir al mundo que vivimos como “el mejor de los mundos posibles”? Sé que no. ¿Era el otro? Sin duda, era mejor. Hasta para llevarnos a escapar de él cuando nos viéramos impotentes, o incluso hasta para el suicidio cuando no quisiéramos escapar y no pudiéramos adaptarnos, dado el caso de Mayakovski, nos ofrecía un mejor servicio: podíamos elegir dentro de la propia orden de los purificados, existía el himno de la purificación, nadie podía negarlo y tarde o temprano tendría algún arreglo, como efectivamente iba sucediendo, pues de Stalin a Jrushchov hubo un avance. Y mucho más avanzó con la perestroika y la glasnost: prefirió derrumbarse antes que llegar a la masacre. ¿No es esa la mayor purificación? Pues algo mejor habría de poseer para tener esa capacidad de sacrificio. ¿Podría decirse lo mismo del Sistema que vivimos? De ninguna manera, vivimos en el Sistema opresivo con mayor capacidad para cualquier masacre antes de dejarse caer. ¿Qué servicio nos ofrece? De aquí no hay quien escape a no ser a la selva cada vez más ocupada por las petroleras, madereras, farmacéuticas y otras empresas semejantes que al final nos ofrecerán un trabajo; y el suicidio de Xirinacs pasó casi igual que el asesinato de Pasolini, no hay ningún avance, al contrario, estamos viviendo en las sociedades occidentales el mayor retroceso de las luchas por la liberación.

En fin, amigos, no debo extenderme en lo que ya, más o menos, he querido decir como un grito dirigido al pensamiento de todos: o nos replanteamos con quienes, a pesar de sus múltiples errores o engaños, podríamos cantar algo del himno de la purificación o sencillamente seguimos creyendo que la orden de los purificados podrá tener algún avance mientras vamos perdiendo tanto terreno en el camino al convento.

domingo, 11 de agosto de 2013

Los oficios de la belleza (Arcadi Oliveres y Teresa Forcades)





Imagino que las compañeras y compañeros que forman el Grupo Promotor del Procés Constituent en Catalunya, inicialmente identificado en Arcadi Oliveres y Teresa Forcades, ya estén teniendo conversaciones con dirigentes de partidos políticos, de movimientos sociales y otras personas decentes con vistas a formar una mayor unidad en nuestras luchas. Ellos mismos declaran que el proyecto colectivo planteado debe ser un proceso largo. Es tal la podredumbre y la impotencia en que vivimos. Por ello resulta natural que salgamos del espectáculo mediático. Es ahí donde el mundo y sus acontecimientos han sido invariablemente situados para que nada cambie y nos conformemos con un divertimento bien aliñado. Cuando esto sucede somos vencidos por el show de la enajenación.

Si bien es cierto que debemos cambiar el Sistema para evitar la repetición de los problemas que nos asfixian, también lo es que quienes lo cambiarán son seres humanos como cualquiera de nosotros. De ahí que sea tan necesario desarrollar los oficios de la belleza que sólo las buenas personas pueden impulsar para todos. Si no confiamos en que ellas existen, que están aquí y que quieren hacerlo, estaremos profundizando el desgastamiento de todos los intentos por el cambio.

Desde los pueblos no estamos en estado de shock esperando milagrosas soluciones. Sabemos que no hay tales milagros ni soluciones reales desde arriba y nos movilizamos, pero también entiendo que el Grupo Promotor, principalmente Arcadi y Teresa,  tampoco deben sentirse desbordados y en estado de shock esperando por nosotros. La tarea es colectiva, pero cada cual habrá de colaborar según sus posibilidades. Sé que no les será fácil reunir en torno a sus palabras a quienes, acampados en diversos objetivos, contemplan la lid de otras maneras aún sabiendo del valor de la unidad.

No es Arcadi un viejo luchador agotado; él por sí solo ya tiene labrada una inmensa leyenda de lucha y constituye uno de los referentes morales más destacados en nuestro país. Es evidente que sus relaciones e influencias en todos los sectores pueden obtener lo imprevisible que yo no puedo imaginar. Igual, aunque sea más nueva en nuestras referencias combativas, está Teresa llenándose también de leyenda. Esa unión a que han accedido debería servir para alcanzar las fuerzas que necesitamos y como es lógico sin olvidar una táctica y una estrategia para dirigirlas. Si es que nada de esto se desea es que efectivamente yo no he entendido nada. A ambos parece aterrarles, o al menos parecerles un sin sentido, ocupar algún liderazgo a pesar de que en cierta forma ya están en él. Por esto me inclino a pensar que no estoy equivocado. ¿Si todos les pedimos que consideren la decisión y el esfuerzo de ponerse un poco más a nuestro lado y les posibilitamos una postura más influyente a la que ya tienen, podríamos lograr su aprobación? No lo sé, pero quiero intentarlo. Podría ser posible que, al tratarse el Procés Constituent de una ruptura con el modelo institucional establecido que ha fracasado, como dice el Manifiesto que ellos han firmado y al que nos convocan, no haya necesidad de que se postulen a unas elecciones, pero sí de que ahora se sitúen en una posición donde su influencia sea más decisiva. Entonces, intentar buscar una fórmula nueva donde ellos puedan colaborar con mayor peso ya sería también una buena propuesta. ¿Por qué no lo intentamos? Convoco a ese pensamiento.

Por más que creamos que las luchas actuales no demandan protagonistas, sino participación popular, no es menos cierto que en el espejo del espectáculo mediático tiemblan los poderes ante la aparición de posibles líderes para romper los espejismos. Los dominadores de nuestra enajenación se amparan en la debilidad de nuestras ilusiones precisamente por la carencia de entregas completas en la reconocida vanguardia. Y no es que nos sintamos huérfanos, pero lo que sí necesitamos de Arcadi, de Teresa, de Xavier, de Esther, de Vicenç y de todos los compañeros y de todas las compañeras que forman los grupos promotores en los diversos pueblos el máximo esfuerzo y la más contundente decisión en nuestros brazos y pensamientos; que sean para las Causas y las Luchas de los pueblos como aquellos hombres y aquellas mujeres que en todas las épocas históricas han cultivado los oficios de la belleza: el sacrificio y el saber que nos llevan a la concientización de la victoria.