Imagino
que las compañeras y compañeros que forman el Grupo Promotor del Procés
Constituent en Catalunya, inicialmente identificado en Arcadi Oliveres y Teresa
Forcades, ya estén teniendo conversaciones con dirigentes de partidos políticos,
de movimientos sociales y otras personas decentes con vistas a formar una mayor
unidad en nuestras luchas. Ellos mismos declaran que el proyecto colectivo
planteado debe ser un proceso largo. Es tal la podredumbre y la impotencia en
que vivimos. Por ello resulta natural que salgamos del espectáculo mediático.
Es ahí donde el mundo y sus acontecimientos han sido invariablemente situados
para que nada cambie y nos conformemos con un divertimento bien aliñado. Cuando
esto sucede somos vencidos por el show de la enajenación.
Si
bien es cierto que debemos cambiar el Sistema para evitar la repetición de los
problemas que nos asfixian, también lo es que quienes lo cambiarán son seres
humanos como cualquiera de nosotros. De ahí que sea tan necesario desarrollar
los oficios de la belleza que sólo las buenas personas pueden impulsar para
todos. Si no confiamos en que ellas existen, que están aquí y que quieren
hacerlo, estaremos profundizando el desgastamiento de todos los intentos por el
cambio.
Desde
los pueblos no estamos en estado de shock esperando milagrosas soluciones. Sabemos
que no hay tales milagros ni soluciones reales desde arriba y nos movilizamos,
pero también entiendo que el Grupo Promotor, principalmente Arcadi y Teresa, tampoco deben sentirse desbordados y en estado
de shock esperando por nosotros. La tarea es colectiva, pero cada cual habrá de
colaborar según sus posibilidades. Sé que no les será fácil reunir en torno a
sus palabras a quienes, acampados en diversos objetivos, contemplan la lid de
otras maneras aún sabiendo del valor de la unidad.
No
es Arcadi un viejo luchador agotado; él por sí solo ya tiene labrada una
inmensa leyenda de lucha y constituye uno de los referentes morales más
destacados en nuestro país. Es evidente que sus relaciones e influencias en
todos los sectores pueden obtener lo imprevisible que yo no puedo imaginar. Igual,
aunque sea más nueva en nuestras referencias combativas, está Teresa llenándose
también de leyenda. Esa unión a que han accedido debería servir para alcanzar las
fuerzas que necesitamos y como es lógico sin olvidar una táctica y una
estrategia para dirigirlas. Si es que nada de esto se desea es que
efectivamente yo no he entendido nada. A ambos parece aterrarles, o al menos
parecerles un sin sentido, ocupar algún liderazgo a pesar de que en cierta
forma ya están en él. Por esto me inclino a pensar que no estoy equivocado. ¿Si
todos les pedimos que consideren la decisión y el esfuerzo de ponerse un poco
más a nuestro lado y les posibilitamos una postura más influyente a la que ya
tienen, podríamos lograr su aprobación? No lo sé, pero quiero intentarlo.
Podría ser posible que, al tratarse el Procés Constituent de una ruptura con el
modelo institucional establecido que ha fracasado, como dice el Manifiesto que
ellos han firmado y al que nos convocan, no haya necesidad de que se postulen a
unas elecciones, pero sí de que ahora se sitúen en una posición donde su
influencia sea más decisiva. Entonces, intentar buscar una fórmula nueva donde
ellos puedan colaborar con mayor peso ya sería también una buena propuesta.
¿Por qué no lo intentamos? Convoco a ese pensamiento.
Por
más que creamos que las luchas actuales no demandan protagonistas, sino
participación popular, no es menos cierto que en el espejo del espectáculo
mediático tiemblan los poderes ante la aparición de posibles líderes para
romper los espejismos. Los dominadores de nuestra enajenación se amparan en la
debilidad de nuestras ilusiones precisamente por la carencia de entregas
completas en la reconocida vanguardia. Y no es que nos sintamos huérfanos, pero
lo que sí necesitamos de Arcadi, de Teresa, de Xavier, de Esther, de Vicenç y
de todos los compañeros y de todas las compañeras que forman los grupos
promotores en los diversos pueblos el máximo esfuerzo y la más contundente decisión
en nuestros brazos y pensamientos; que sean para las Causas y las Luchas de los
pueblos como aquellos hombres y aquellas mujeres que en todas las épocas
históricas han cultivado los oficios de la belleza: el sacrificio y el saber
que nos llevan a la concientización de la victoria.
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