jueves, 18 de diciembre de 2014

Cuba y los más desfavorecidos de la Tierra




Hoy hemos recibido la feliz noticia de que, como un día dijo el Comandante Fidel Castro, nuestros héroes antiterroristas encarcelados injustamente en Estados Unidos han vuelto a nuestra amada isla. Gran acontecimiento. Y Fidel está vivo para verlos. Una maravilla de la suerte del ser humano. También supimos que, al unísono, -al unísono, es muy importante destacarlo- los gobernantes Raúl Castro y Barak Obama, desde La Habana y Washington, dijeron al mundo que Cuba y Estados Unidos inician una nueva etapa de relaciones que debe conllevar al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países y el fin del Bloqueo Económico, Comercial y Financiero que la pequeña potencia del Norte ejerce contra la gigantesca nación del Sur por más de 50 años.
Más de 50 años en que la potencia norteamericana se propuso, según reza el objetivo del bloqueo, "rendir por hambre, miseria y desesperación al pueblo cubano para que éste derroque a su gobierno revolucionario". Hoy oímos al presidente Obama decir que " no ha servido de nada". Y es un decir, porque, como bien dijera Raúl, "muchísimo daño ha ocasionado al pueblo cubano y a su economía". Pero no hizo el daño buscado, pues cuando un pueblo y sus gobernantes están dispuestos a resistir todas las embestidas de sus enemigos y a vencerlas, resisten y vencen. La inmensa mayoría de los cubanos, aún cuando vivan en ciudades bastante deterioradas y en mínimas condiciones materiales, poseen los más altos índices de educación y sus espíritus están plenos de la gran sabiduría que significa tener una dignidad a la altura de la historia que los hizo libres.
Esperemos que las nuevas generaciones de cubanos sepan continuar y revitalizar la inmensa obra redentora que les dejan las viejas generaciones con la Revolución. Muchos errores habrán cometido los dirigentes cubanos para poder entregarnos una proeza tan enorme como la que hoy celebramos millones de cubanos y otros muchos millones de personas y luchadores por todo el mundo. Y es que a pesar de asistir al reconocimiento norteamericano del gobierno cubano, de la nación cubana y de la dignidad cubana, el Sistema de Mercado, impuesto por el Capitalismo y al que en alguna medida Cuba ha tenido que recurrir para sobrevivir en un mundo globalizado de la peor manera por los más poderosos, puede hacerle un daño descomunal a todo y a todos. Pero tengamos confianza en que las nuevas generaciones no se dejarán enajenar por los colores fatuos del Sistema Capitalista y que lograrán sumergirse en la realidad tan necesaria y urgente del mejoramiento humano por el que tanto clama toda la Humanidad, sobre todo los más desfavorecidos de la Tierra: en ellos nos va la verdad.
Se podrían decir millones de palabras hermosas sobre el pueblo cubano y el hecho realmente histórico que nos ha tocado vivir por la propia existencia de la Revolución Cubana. La alegría es inmensa. El mundo entero, desde Australia hasta el más recóndito paraje de la Patagonia, desde el Ártico hasta la más sencilla aldea de Colombia, y así en todo lugar y por todos los medios de comunicación, se han hecho sentir con ferviente entusiasmo las noticias reveladoras de una verdad absoluta: Cuba ha vencido. No obstante, muchos interpretarán la realidad bajo otros prismas que atenúen la victoria cubana. Debemos permitirles el delirio, hoy estamos de fiesta.
Además, creemos que por encima de triunfadores y perdedores, lo que más impacta, sobre todo a aquellos que, dentro y fuera de Cuba, apoyamos los ideales cubanos, es que ahora el Mundo Pobre se hará más evidente: ha triunfado su causa para ser visto. Pensemos, entonces, que ahora habrá de extenderse, con mayores recursos y profundas voluntades políticas, lo que Cuba ha practicado durante más de 50 años: justicia social y dignidad humana. Porque Cuba siempre ha compartido con los pueblos más desfavorecidos de la Tierra lo más grande que teníamos en la isla, nuestro Sistema de Sanidad, de Educación y los más elementales Derechos Humanos que conquistó la Revolución Cubana. Y no dábamos lo que nos sobraba, dábamos incluso hasta lo que nos faltaba: todo.
Simplemente se quiso que el mundo entero mirara la espantosa herida que devasta a pueblos y naciones enteras. ¿Cómo poder aspirar a ser humanos y libres manteniéndonos indiferentes a la inhumanidad y a la esclavitud que reinan en la civilización que vivimos? Si esta civilización no cambia va directo al desastre más absoluto. Resulta una vergüenza para la civilización preconizada por los Estados Unidos que cuando el gobierno cubano organiza brigadas de médicos para asistir a los más pobres del Mundo en África, América Latina o Asia, el Departamento de Estado Norteamericano organice Planes para captar a esos médicos y mediante el ofrecimiento de ventajas económicas logre convencer a algunos para que abandonen esas misiones. Quienes realizan esos planes con los más sencillos especialistas cubanos están enarbolando la mortífera civilización que debe cambiar.
Bueno, acabemos el horror y comencemos la celebración: por encima de todos los argumentos, algo ha empezado a cambiar en el día de hoy. Emocionémonos entonces con el inicio de este cambio y pensemos que es posible la paz y la fraternidad entre todos los seres humanos y entre todos los pueblos que compartimos este mínimo trozo de tierra con el que giramos por el universo. Cuba es una isla muy pequeña en tierra y en habitantes, pero es una potencia gigantesca en el esfuerzo del ser humano por conquistar la esperanza de que Un Mundo Mejor es Posible.

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