Hoy
hemos recibido la feliz noticia de que, como un día dijo el
Comandante Fidel Castro, nuestros héroes antiterroristas
encarcelados injustamente en Estados Unidos han vuelto a nuestra
amada isla. Gran acontecimiento. Y Fidel está vivo para verlos. Una
maravilla de la suerte del ser humano. También supimos que, al
unísono, -al unísono, es muy importante destacarlo- los gobernantes
Raúl Castro y Barak Obama, desde La Habana y Washington, dijeron al
mundo que Cuba y Estados Unidos inician una nueva etapa de relaciones
que debe conllevar al restablecimiento de relaciones diplomáticas
entre los dos países y el fin del Bloqueo Económico, Comercial y
Financiero que la pequeña potencia del Norte ejerce contra la
gigantesca nación del Sur por más de 50 años.
Más de 50 años
en que la potencia norteamericana se propuso, según reza el objetivo
del bloqueo, "rendir por hambre, miseria y desesperación al
pueblo cubano para que éste derroque a su gobierno revolucionario".
Hoy oímos al presidente Obama decir que " no
ha servido de nada". Y es un decir, porque, como bien dijera
Raúl, "muchísimo daño ha ocasionado al pueblo cubano y a su
economía". Pero no hizo el daño buscado, pues cuando un pueblo
y sus gobernantes están dispuestos a resistir todas las embestidas
de sus enemigos y a vencerlas, resisten y vencen. La inmensa mayoría
de los cubanos, aún cuando vivan en ciudades bastante deterioradas y
en mínimas condiciones materiales, poseen los más altos índices de
educación y sus espíritus están plenos de la gran sabiduría que
significa tener una dignidad a la altura de la historia que los hizo
libres.
Esperemos que
las nuevas generaciones de cubanos sepan continuar y revitalizar la
inmensa obra redentora que les dejan las viejas generaciones con la
Revolución. Muchos errores habrán cometido los dirigentes cubanos
para poder entregarnos una proeza tan enorme como la que hoy
celebramos millones de cubanos y otros muchos millones de personas y
luchadores por todo el mundo. Y es que a pesar de asistir al
reconocimiento norteamericano del gobierno cubano, de la nación
cubana y de la dignidad cubana, el Sistema de Mercado, impuesto por
el Capitalismo y al que en alguna medida Cuba ha tenido que recurrir
para sobrevivir en un mundo globalizado de la peor manera por los más
poderosos, puede hacerle un daño descomunal a todo y a todos. Pero
tengamos confianza en que las nuevas generaciones no se dejarán
enajenar por los colores fatuos del Sistema Capitalista y que
lograrán sumergirse en la realidad tan necesaria y urgente del
mejoramiento humano por el que tanto clama toda la Humanidad, sobre
todo los más desfavorecidos de la Tierra: en ellos nos va la verdad.
Se podrían
decir millones de palabras hermosas sobre el pueblo cubano y el hecho
realmente histórico que nos ha tocado vivir por la propia existencia
de la Revolución Cubana. La alegría es inmensa. El mundo entero,
desde Australia hasta el más recóndito paraje de la Patagonia,
desde el Ártico hasta la más sencilla aldea de Colombia, y así en
todo lugar y por todos los medios de comunicación, se han hecho
sentir con ferviente entusiasmo las noticias reveladoras de una
verdad absoluta: Cuba ha vencido. No obstante, muchos interpretarán
la realidad bajo otros prismas que atenúen la victoria cubana.
Debemos permitirles el delirio, hoy estamos de fiesta.
Además, creemos
que por encima de triunfadores y perdedores, lo que más impacta,
sobre todo a aquellos que, dentro y fuera de Cuba, apoyamos los
ideales cubanos, es que ahora el Mundo Pobre se hará más evidente:
ha triunfado su causa para ser visto. Pensemos, entonces, que ahora
habrá de extenderse, con mayores recursos y profundas voluntades
políticas, lo que Cuba ha practicado durante más de 50 años:
justicia social y dignidad humana. Porque Cuba siempre ha compartido
con los pueblos más desfavorecidos de la Tierra lo más grande que
teníamos en la isla, nuestro Sistema de Sanidad, de Educación y los
más elementales Derechos Humanos que conquistó la Revolución
Cubana. Y no dábamos lo que nos sobraba, dábamos incluso hasta lo
que nos faltaba: todo.
Simplemente se
quiso que el mundo entero mirara la espantosa herida que devasta a
pueblos y naciones enteras. ¿Cómo poder aspirar a ser humanos y
libres manteniéndonos indiferentes a la inhumanidad y a la
esclavitud que reinan en la civilización que vivimos? Si esta
civilización no cambia va directo al desastre más absoluto. Resulta
una vergüenza para la civilización preconizada por los Estados
Unidos que cuando el gobierno cubano organiza brigadas de médicos
para asistir a los más pobres del Mundo en África, América Latina
o Asia, el Departamento de Estado Norteamericano organice Planes para
captar a esos médicos y mediante el ofrecimiento de ventajas
económicas logre convencer a algunos para que abandonen esas
misiones. Quienes realizan esos planes con los más sencillos
especialistas cubanos están enarbolando la mortífera civilización
que debe cambiar.
Bueno, acabemos
el horror y comencemos la celebración: por encima de todos los
argumentos, algo ha empezado a cambiar en el día de hoy.
Emocionémonos entonces con el inicio de este cambio y pensemos que
es posible la paz y la fraternidad entre todos los seres humanos y
entre todos los pueblos que compartimos este mínimo trozo de tierra
con el que giramos por el universo. Cuba es una isla muy pequeña en
tierra y en habitantes, pero es una potencia gigantesca en el
esfuerzo del ser humano por conquistar la esperanza de que Un Mundo
Mejor es Posible.
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