lunes, 18 de noviembre de 2019

Evo Morales, el litio y la bolita magnética del colchón

Suena el teléfono fijo, pero sigo escribiendo... ‘Evo Morales dijo que en el futuro el precio del litio lo pondrá Bolivia. Pero su país quiere alejarse del sistema capitalista y eso..., ¿se entiende lo que significa? ¡Alerta, indiecito! Dale a todos por el saco...’ ¡Ring, ring! ‘Sí, dígame.’ Mi nombre completo es, mi dirección es, y debo saber sobre la necesidad de cierta campaña de higienización en la ciudad. ‘Sí, dígame’.

La chica que me habla, latinoamericana por más señas y posiblemente estar en Perú o Guatemala, como a menudo hacen las grandes compañías debido al poco salario que pagan por allí a sus trabajadores y, no sé si consciente o no -a la chica parecía darle igual-, me demostró lo caro del servicio de telefonía fija que yo pago cuando llamo allá -al no tener mis amigos el ‘gratuito’ wassap-, y que debo hablar rápido para que no me desvalijen, para ella era gratuito y me ocupó mucho tiempo en hablarme de la preocupación del Ayuntamiento de Calella y la sanidad pública. ‘Sí, dígame.’ Se quiere proteger a todos los habitantes del pueblo de ciertas plagas peligrosas que se extienden debido a la persistente llegada de inmigrantes procedentes de países sin calidad sanitaria y me ruega la máxima colaboración. ‘Sí, dígame.’ ¡Se le aconseja comprar un colchón con una bolita magnética!… ‘¡Soy un faquir!’

Colgué el aparato y fui a Facebook para poner el artículo contra el capitalismo que había escrito. Pero por ya más de 20 veces, aunque mi contraseña era correcta, FB me dice que he puesto una clave antigua y que ponga el código que me ha enviado al móvil. A buscar dónde está el maldito teléfono… Una media hora. Abrí el mensaje de FB, escribí los 8 números del código en un papel, volví a FB, puse lo solicitado y al fin, si no se les ocurre otra cosa a los sabios de Silicon Valley, mis amigos volverán a intentar leer otro de mis innumerables artículos contra el tiempo que me ocupa la gratuidad de las nuevas formas. ¿Gratuidad? ¡Me están quitando la vida, cabrones!

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