Apreciados
diputados que van a representarme
No será mi voz, ni la de los millones de seres
humanos que vivimos en Catalunya, la más divulgada por nuestros Medios. La que
más conoceremos corresponderá a los intereses que, por diversas razones, tienen
los propietarios o responsables de esos Medios. En ustedes está, por su
situación en la Política que tenemos, la posibilidad de representarnos a todos
y entregarnos la suerte de creer en vuestras palabras.
Prácticamente todos los partidos políticos representados
en el Parlament Català han luchado y nos dicen seguir luchando, con mayor o
menor fuerza y según sus concepciones de la vida en común, por la más completa
y posible liberación del ser humano de todas sus opresiones. Ahora viviremos
una nueva experiencia en cuanto a los asuntos que más nos preocupan: la
liberación social y la liberación nacional. Creo que ambas cosas han de ir
juntas. Ninguna podrá avanzar mucho si pretende ir sola.
Con ese ímpetu ha entrado al Parlament otra fuerza:
la CUP. Parecería que es una fuerza nueva, pero, no, debo decirles que es una
fuerza que viene desde muy lejos, desde lo más antiguo del ser humano: las
grandes ansias de su liberación. Dice la CUP que será el caballo de Troya del
pueblo. No creo que lo digan por ilusos o advenedizos. Creo que lo dicen porque
es el sentimiento generalizado –a pesar de no demostrarse en las urnas-, de
aquellos que están más concienciados con la realidad del mundo o de los que se
encuentran más oprimidos. Y ya en estos momentos estar concienciado y no poder
hacer nada o estar oprimido reflejan la misma falta de liberación. Si la CUP y
los demás Partidos Políticos no cuidan ese caballo de Troya que tanta falta nos
hace, la Historia nos pasará la cuenta de forma bastante demoledora.
Creo que las personas de hoy día están obligadas a
defender su derecho a la vida y su derecho a vivir plenamente su diversidad
cultural. Creo que, más que nunca, se hace imperativo frenar la colonización
uniformada del espíritu humano que está en marcha.
La independencia de hoy, ahora, no puede ser cambiar
de nombre un territorio. Ahora todo ha cambiado o va en vías de cambiarse. Cada
vez más los pueblos y sus miembros tienden a unirse, a mezclarse, y nadie
resiste las imposiciones. Sólo tendrá valor lo que impulse los nuevos valores
de la vida, que no podrán ser las habilidades del dinero ni de las conquistas.
El máximo valor será la gran diversidad que contenemos y que todos habremos de proteger.
Más tarde o más temprano nos daremos cuenta de que
vamos hacia la verdadera y única independencia posible: la de cada ser humano
que tengamos delante, sea danés, guatemalteco, nigeriano o vietnamita. Y no
importará si vives en Europa o en África, si perteneces a la Unión Europea o a la
Unión Africana. Sólo importará si tienes deseos de paz, de compartir los bienes
y de apasionarte con las buenas características de los demás.
Uno de los referentes más coherentes que tenemos en
Catalunya es el economista Arcadi Oliveres. Divulgar sus sabias palabras es lo
más consecuente que puedo sentir para llenar mi voz y terminar mi petición.
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