Muy a menudo y cada vez con mayor rotundidad usamos
la expresión “eso es muy complejo” para no hacer nada. Desde luego que también
yo he usado esas palabras a las que ahora, en bastante medida, las rechazo. Me
parece imposible que no podamos trasladar lo complejo a lo realizable, entre
otras cosas porque si no lo hacemos, nunca haremos nada y nos quedaremos con la
expresión donde se contentan todas las inmovilidades.
Durante toda la historia de la Humanidad esta se ha
visto en situaciones complejas y siempre, más bien o más mal, las ha resuelto.
Ahora, por obra y gracia de cierta libertad a la que nos apuntamos todos,
parece que no queremos dar el paso que altere la situación que vive el mundo
con el calentamiento global. La Cumbre de Doha está a punto de fracasar porque
resulta “muy complejo” que todos se pongan de acuerdo. Lo único que no se ha
apuntado bien es quiénes son los que menos están dispuestos a ceder un pedacito
de su libertad para que otros arriben a su posición.
Podría decirse, entonces, que “lo complejo” está
mucho mejor definido si concluimos que el llamado Mundo Pobre debe seguir
viendo sus soluciones así, “muy complejas”, y por tanto, que espere, que no
haga nada, que a fin de cuentas, no reclame la misma libertad que posee el
Mundo Rico, porque es este, en definitiva, el que le dirá la última palabra.
Lo “complejo” según esta realidad ya no es “lo
complejo”, sino lo más sencillo: todavía el Mundo no está preparado para que el
ser humano, de donde quiera que sea, tenga la misma dignidad, pero sí resulta
determinante que se posea la única e indiscutible verdad de que esto es así
porque el asunto es muy “complejo” y en estas próximas fiestas no se puede
prescindir –por los que puedan- de una gran celebración porque el Mundo no se
acabará en este año 2012.
Efectivamente, es algo muy complejo el fin del
Mundo, pero, ¿la celebración, también es muy complejo repartir el pan y el
vino? Uh, dirán algunos, sí, eso es lo más complejo. ¿Y qué es lo sencillo? Tal
vez lo más sencillo esté en los que hacen el pan y el vino. Si decidieran no
hacerlo, ¿no habrá celebración? No, no puede haberla. Pues, perfecto, que no
haya celebración mientras no participemos todos. De todas maneras, el mundo no
se habrá acabado y eso era lo más complejo. Pero, por Dios, aceptemos que algo
habremos solucionado y así, paso a paso, avanzaremos en la eliminación de las
complejidades. ¡Cuántas cosas podríamos ir solucionando si lo queremos!
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