Un año más en Suiza, en Australia, en Estados Unidos
o en cualquiera otro de los países del Mundo Rico, es otro año más de absurdas
y mezquinas diferencias con la vida de millones de personas en el Mundo Pobre,
aunque ya también el mismo modelo de diferenciación se está imponiendo entre
los ricos y los pobres del llamado Primer Mundo. Así de temible es la locura de
la civilización actual que estamos viviendo. Para nada importa que Venezuela
sea el país que más disminuyó la pobreza existente al triunfar la Revolución
Bolivariana. Lo que más interesa a los Grandes Medios es que Hugo Chávez cumpla
con el morbo de la “salud social”. Los buitres acechan en los fuegos
artificiales que recibieron al año 2013. Pero los pueblos “malditos” por el
Sistema Capitalista -ese que sólo permite vivir a sus poderosos y a sus viles esclavos-,
verán un día levantarse el principio de la igualdad de todos los seres humanos.
No sé qué verán aquellos que desahucian el rostro de los sufrimientos. Tal vez
podamos ser amables…
Resulta innegable que la exigencia de los pueblos
desfavorecidos a disfrutar de los bienes de la vida ya no espera por “la
llegada de un Mesías”. Esos pueblos saben que sus riquezas están siendo
expoliadas por unas Multinacionales que responden a un Sistema. Por esos
saberes las personas de buena voluntad inauguran para ellas, para sus
semejantes y para todo el territorio que puedan alcanzar, los reales caminos
redentores. Así nacen y crecen las alternativas al individualismo, a la codicia
y a la muerte que impone hoy día el Gran Capital.
Unos pueblos y países lo harán de una forma y otros
de otra, pero en todos vibrará la gran aspiración de las sociedades humanas:
ser felices sin que nadie las oprima, las explote, las mate en la larga espera
de la actual civilización. Unos pueblos serán más atacados que otros, pero para
todos se abrirán las compuertas de las agresiones por su decisión de ser libres
y dueños de su destino. Y de acuerdo a la magnitud de su señal liberadora
tendrán que resistir las embestidas del Orden Establecido que ha deparado, como
un designio divino, que unos vivan con el máximo esplendor y otros se hundan en
una infinita calamidad. Son de sobra conocidas las estadísticas del hambre y de
las penurias para unos y las de la indiferencia y el despilfarro para otros. La
realidad mundial es pródiga en ejemplos de máxima crueldad que todos conocemos.
Son los verdaderos HORRORES de este Orden salvado por las leyes de los
poderosos. Para ellos no hay clasificación del por qué hacen su vida de esa
forma. El Sistema Capitalista los ampara. Y mientras esa tenebrosa urdimbre “civilizadora”
se mantiene con la mayor ferocidad, para los pueblos y países que intentan su
liberación se les reserva las peores condenas.
¿En qué lugar ponen a Cuba? Sin duda, entre los más
terribles acusados. El famoso bloqueo norteamericano tiene a la isla al borde de
la asfixia. Por mucho que haga el país por salir de ella -y lo está haciendo
como puede-, la infernal condena le impide respirar con normalidad y salir
indemne.
Es elocuente el comentario de un amigo: “Ahora en la
isla la incultura y la vulgaridad se están tragando todo lo hecho culturalmente
en 50 años”.
Es cierto que el deterioro de la sociedad cubana es
notable, aunque todavía no llegue ni por asomo a las espeluznantes
características de la mayoría de los países ubicados en el Mundo Pobre -y los
cubanos luchan para no llegar a esas condiciones-, pero es más cierto todo lo
que se hizo en estos años tan convulsos y que mi amigo no puede ocultar en su
comentario. Los cubanos lucharán por solucionar sus problemas y no habrá
silencio contra los desafueros internos, pero tampoco habrá silencio contra las
manipulaciones externas que intentan hacer ver que la Revolución Cubana fue el
gran fracaso del país. Los cubanos saben que en 1959 se rescató la gran riqueza
de la Nación y que ahí la tienen en sus manos para dirigir su destino.
Allí se intentó, y se logró en enorme medida, la
creación de un pueblo y de un país muy diferente al que ha impuesto la ley de
la selva en nuestro hermoso planeta. Un por ciento elevadísimo de cubanos, y
también de ciudadanos de otras naciones pobres, encontraron su formación académica,
cultural y en todos los órdenes del conocimiento de su dignidad gracias al
esfuerzo de la Revolución Cubana. Es posible que en ningún otro lugar del mundo
–ni siquiera en la Suiza que no tiene mar pero que construye barcos- se haya
potenciado tanto la aparición de la magnífica utopía de la especie humana como
en Cuba. Quizás a ello se deba que muchos -incluso aquellos que denigran de su
historia-, reconozcan que sin la Revolución jamás hubieran sido lo que son y
tácitamente envían su reconocimiento a todos los revolucionarios cubanos que
intentaron y siguen intentando un país y un pueblo para el Bien Común, la
solidaridad y la vida y no para el individualismo, la codicia y la muerte.
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