Todos
entendemos fácilmente que una auténtica revolución es un giro en la vida de
todos hacia las mayores incógnitas. ¿Cómo la haremos, en qué nos equivocaremos,
cuántos se mantendrán juntos y satisfechos, cuáles serán los mayores esfuerzos
y sacrificios, triunfaremos? El ser humano, tú, yo, aquel, con todas sus
diferencias y contradicciones y en su humildad y su soberbia, es el mayor
determinante de las respuestas. Y al mismo tiempo, ninguna es firme, ya que
todas llevan en su proceso un continuum inacabable “para cambiar todo lo que
debe ser cambiado”.
Cuba
fue condenada por el gobierno de los Estados Unidos de América, según un
documento del Departamento de Estado norteamericano de los años 60 del siglo
pasado, “a que los cubanos padecieran hambre, miseria y desesperación para que
derrocaran a la revolución”. Finalizando 2013 el presidente de turno en la
Casablanca dice textualmente que “la política estadounidense para la isla ha
quedado obsoleta y deben buscarse caminos más creativos e imaginativos”. O sea,
la gran potencia económica y militar más poderosa del mundo no logró su
propósito con los enanitos de los sueños. ¿Acaso hay algo más creativo e
imaginativo que haber resistido y vencido a semejante condena por más de 50
años? ¿A qué nuevas imaginaciones y
creatividades estamos abocados?
No
han sido tranquilos estos años. Todos hemos sufrido y seguro que muchos en
algunos momentos hemos padecido hambre, miseria y desesperación. Todos cargamos
el pesado fardo de la historia. No estábamos esperando que el presidente
norteamericano nos comunicara nuestro triunfo, pero es bueno saber que asume su
derrota y que debemos prepararnos para sus nuevos pasos. El camino sigue siendo
largo y difícil, casi una broma más del destino, como si ya no tuviéramos
bastante con lo recorrido, pero mientras queramos ser el país que queremos debemos
ser bromistas.
Pensemos
que podemos y hagámoslo sabiendo que vivimos en este doloroso mundo que nos ha
tocado y no en el limbo de los cielos. Ello tiene múltiples significados, desde
toda la justicia y la belleza que entraña la naturaleza del universo hasta las
mayores confusiones y fealdades que las sociedades humanas nos aportan. No
resultan nada felices los giros de la Tierra procurando el día y la noche.
Sabemos muy bien dónde jamás se oculta el sol, dónde siempre está ensombrecido
y por qué suceden estos errores del planeta.
Recientemente
Cuba volvió a recibir el apoyo de la Comunidad Internacional para el cese del
bloqueo económico, comercial y financiero que ejerce Estados Unidos contra
nuestro país. Hace unos días Cuba fue elegida para el Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas. Evidentemente son otros triunfos del camino
elegido y aquellos que, dentro o fuera de la isla, se han unido de forma
sumamente indigna a la voracidad de nuestro fiero vecino se han convertido en
la lástima de su propia existencia. ¿Es hora de lanzar fuegos artificiales?
Desde luego que no. “Con todos y para el bien de todos” queremos seguir el
camino. La auténtica humanidad de los revolucionarios no debe padecer las
vanidades del poder. Nos faltan muchas otras odiseas por continuar y siempre debe
salvarnos la coherencia de nuestro derecho a existir. Cuba ha vencido, pero los
cubanos amamos nuestras luchas intentando resolver sus imperfecciones o
terminaremos odiando nuestra victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario