miércoles, 15 de enero de 2014

Un vibráfono en el reino del Jazz



En el último trabajo del vibrafonista Andreu Vilar, “A sol i serena”, un CD con ocho composiciones del músico catalán y realizado en compañía del saxofonista Vicent Macian, el contrabajista Juan Pablo Balcázar y el batería Carlos Falanga, podemos sentir el rico sabor deseado por el artista cuando nos dice que “querría que el proyecto fuese igual que un licor refinado por el aire libre del día y por la humedad de la noche”. ¿Qué se siente al escuchar esta música? Lo que él dice: suavidad, libertad, ternura y embeleso. ¿Cómo se toma? Muy sencillo: a sorbos de la dulce sonoridad inagotable del buen licor.

Una cosa resaltaría con verdadero entusiasmo: el afán del artista por situar su vibráfono con soberbia y humildad en el reino del jazz. Con soberbia porque su paseo entre disonancias, repeticiones e improvisaciones desafía a los demás instrumentos participantes en el viaje conjunto sin cubrir a ninguno, y con humildad porque el nervio cristalino de su ritmo introduce sublimes entradas y permite recios acompañamientos a todos. Andreu sabe cómo entrar, estar y salir del cuarteto para bordar cada una de sus composiciones igual a como se oxigenan las variadas formas de la viña.

Decididamente este joven artista catalán ya debe estar sembrando el ambiente de futuros licores. Acabado el disco-vasija que nos ha presentado ahora, se queda uno con ganas de seguir escuchando-tomando la calidez-soñolienta del buen jazz, de la buena música y del embriagante encuentro con la sabrosa bebida que entre Porto y Berlín ha recreado Andreu por los caminos de Les Gavarres.



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