Es la verdad empuñada, esa que explota su soledad en una fiesta y nos llama a levantarnos juntos para caminar en un abrazo. Es la realidad de los pueblos que viven y mueren intentando su definitiva liberación, la más linda flor del árbol de la paz. Es el canto donde se comparten los alimentos del ideal.
La poesía y la cultura popular, ganando uno de los máximos premios en los carnavales gaditanos, nos dan la gracia y la alegría necesarias para luchar. Así cantaba el Grupo Los Cobardes:
“En este sur sediento hoy parto una lanza
por tu soberanía, por tu independencia.
Te habla un andaluz asqueado de su patria;
si lo piensas, los dos somos carne de cañón.
Tú tienes tu `senyera'; yo, mi blanca y verde.
Tú tienes represión; yo tengo paro.
Tú, al golfo de Pujol; y yo, los EREs.
¡Somos tan distintos y tan iguales, al fin y al cabo!
Tú tienes a San Jorge; yo tengo dragones.
Tu nobleza es franquista, igual que la mía.
Los dos, un parlamento lleno de ladrones.
Que la pela es la pela en las autonoMidas.
Tú tienes una lengua; yo, un bendito dialecto;
pero no nos entienden desde hace siglos en el Congreso.
Los dos tenemos cuna romana,
el sol fenicio, el paso fronterizo del alma gitana.
Pan con aceite matando el hambre.
Yo, castillos de arena; y tú, castillos en el aire.
Y, aunque te pese, aunque te duela,
te corre por las venas mi sangre y mi jornal.
Los dos tenemos vagos, y un rey que alimentar.
Desde este sur sediento, no es tiempo de envidias.
No te diré cobarde si decides marcharte.”
Y después tener que oír a Mas... Si hace unos días dijo que Anna Gabriel “quería más cargos que él mismo”, ahora, intentando refundar a CDC en Bellaterra, dice que entre nosotros debemos cuidarnos de “la izquierda doctrinaria y populista cuyo modelo no permite que Catalunya sea próspera, culta y justa”. ¡Callen a ese hombre! Es la izquierda quien permite que la realidad catalana aún tenga gracia y alegría, porque solo seremos prósperos, cultos y justos cuando la izquierda llegue a todas las Españas.
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