viernes, 20 de diciembre de 2019

La Galería de Arte de Ontario y el oportunismo político

Como en otras excepcionales urbes del mundo, la canadiense Toronto y su Galería de Arte de Ontario (AGO) también usa las grandes obras maestras del Arte para la deconstrucción de las esencias populares y humanistas de un museo y lanza el mensaje de su agotamiento artístico mediante la promoción de obras mucho menores del Arte Contemporáneo.

En la riqueza de AGO, se exponen, desde las tallas en marfil de los primeros cristianos etíopes hasta el descubrimiento de la perspectiva flamenca del siglo XV y el empuje hacia las vanguardias dado por Cezanne en la pintura y Rodin en la escultura. Pero tal y como están en su mínimo destaque, las obras se despojan de su genialidad y, en el clímax de la anomalía con que se exhiben, nos recuerdan a las grandes catedrales medievales que nos empequeñecían ante el máximo poder de su época.

Hoy, todo aquello desvalorizado en su relevancia fundadora pero muy rico en Christie’s, le incorpora a los visitantes, también desde alturas ciclópeas, la estulticia de volver a arrodillarse ante el puñado de monedas que se obtiene con la soberbia escalera de AGO, aunque ella solo sirva para ningunear la atracción de las masas. Y es en la atracción donde el mensaje dominante remata lo vivido con una exposición hecha a partir de suelas de zapato y otros accesorios de marcas comerciales que, sin el valor artístico de una enjundiosa instalación que domina la Sala de Arte Contemporáneo y donde todo está calcificado en varias estanterías, AGO promueve el fetichismo artesanal de las piezas de moda y nos ofrece su performance por todas las Salas del museo para el mejor instante con las cámaras.

Así, los grandes rascacielos de Toronto, como las grandes catedrales en el Medioevo, nos llaman a la más tonta de las selfies en lo poco que significamos para ellos. AGO nos ha hecho, con una muy bien pensada manipulación, vivir el mayor espectáculo del oportunismo político de hoy: no existe la grandeza del Arte, sino el poder en que cada época reduce al ser humano.

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