Las distintas administraciones
norteamericanas que han ocupado la Casa Blanca, con leves matices,
han intentado siempre, como lo han preconizado, “destruir a la
Revolución Cubana a partir de
asfixiar al pueblo cubano por hambre y
desesperación”. A pesar del horror del propósito y la magnitud de
fuerzas reunidas para cumplirlo, NO LO HAN LOGRADO NUNCA en más de
50 años de triunfo revolucionario. Nos han debilitado muchas veces,
pero jamás nos han hecho claudicar de uno de los proyectos de mayor
alcance racional que ha conocido la Historia, a pesar del Comunismo
con que lo hemos realizado: ah, el Comunismo, un movimiento de
reivindicación humana para el que Estados Unidos ya prepara un gran
museo sobre sus horrores, como si la sociedad capitalista que ellos
tanto promocionan no tuviera capacidad para englobar los mayores
horrores de la Humanidad. Pero, dejémoslos en sus iniciativas y
sigamos con las nuestras. El tiempo seguirá encargándose de
enseñarnos quienes y cómo van con la Historia.
Hace pocos días el prestigioso
intelectual mexicano Pablo González Casanova escribía una Carta
Abierta a aquellos que enviaron una carta al presidente Obama con el
propósito de“apoyar a la sociedad civil en Cuba”.
De la carta de Pablo podemos extraer este párrafo singular:
“Las medidas que exaltáis revelan, sin embargo, muchos errores y autoengaños al creer (y algunos creéis) que vais a impulsar “la independencia económica de Cuba”, sus “derechos individuales” y sus “derechos humanos”, cuando en realidad se trata de un país al que no habéis podido vencer, a pesar de las tremendas presiones y acciones abiertas y encubiertas en su contra, y del incalificable bloqueo de más de medio siglo que le habéis infligido.”
He querido repetir dicho párrafo y hacer hincapié en su importancia para todos los que buscamos el mejoramiento de la sociedad cubana. Ni por asomo quiero detener o culpabilizar la ola de críticas que muchos cubanos estamos haciendo a la Historia de la Revolución Cubana, nada por el estilo. Es nuestro país y lo defendemos intentando hacerlo mejor. Destaco la importancia del párrafo escrito por Pablo por considerar que nos retrata a todos, o a casi todos, o porque nos llama a todos a que intentemos que nos retrate a todos. Se me ocurren dos aspectos entre los muchísimos que nos han rodeado a lo largo de estos años:
1-Miles de cubanos
que abandonaron la isla y hoy viven en los Estados Unidos no se lo
deben a la magnanimidad del gobierno norteamericano, aunque es ese
gobierno quien aparece como “salvador”, ¿salvador de qué? Fue
el gobierno cubano quien impidió que
el gigante del Norte organizara lamentables campamentos de refugiados
cubanos en Centroamérica. Esa es la
Historia.
2-Muchos cubanos
recogen la pregunta “¿50 años de qué?”, una pregunta
pronunciada por el personaje de Luz Marina en la pieza teatral Aire
Frío, escrita en 1958 por el notable dramaturgo cubano
Virgilio Piñera, como “la pregunta más desafiante del Teatro
Cubano”. Por más de 50 años la
realidad cubana se ha visto sacudida
por los mayores principios de humanidad que han cubierto a todo un
pueblo o a casi todo un pueblo. Por una obra gigantesca que sigue
combatiendo por alcanzar cada vez más las máximas dignidades para
todos, los más de 50 años de la Cuba
Revolucionaria podrían significar, no sólo para el Teatro Cubano,
sino para todo el mundo, el gran desafío de nuestros tiempos. Esa es
la Historia.
La Revolución Cubana
tiene los márgenes de error que cualquier emprendimiento humano
puede tener, y tal vez menos. Esos errores constituyen las grandes
pruebas de nuestra humanidad. Que algunos, o muchos, quieran
llevarnos allí donde nos equivocamos, allí donde perdimos, no
detendrá nuestra confianza en la Revolución. Allí vamos con los
brazos abiertos y realizaremos todos los intercambios o debates
posibles en los ámbitos políticos, económicos, sociales,
culturales, científicos, religiosos, académicos, artísticos,
deportivos y en los más diversos campos del conocimiento y de las
vivencias individuales y colectivas. No tenemos ningún temor al
análisis serio y responsable de todo lo que nos ha sucedido. A veces
nos reiremos de los absurdos vividos y otras veces lloraremos ante
las desgracias que nos ocurrieron. Si nuestra Revolución es una
auténtica revolución es porque nosotros lo fuimos, lo somos y lo
seguimos siendo. Podremos mirar lenguajes gastados y abordajes no lo
suficientemente preparados, pero por encima de todas las peripecias y
sin que nos nuble la vista ninguna soberbia, miraremos, como apunta
Pablo en su Carta Abierta, la victoria del pueblo y del gobierno de
Cuba en su complejísima trayectoria
vital para ganar su Revolución. Eso es ir con la Historia
iluminándonos con ella.
Cuba ha
vencido y esa victoria nada ni nadie podrá quitárnosla. Quien
enarbola los errores que cometimos y que aún cometemos o podemos
cometer como la más fiel demostración del “fracaso de Cuba”
sólo está levantando su propia condena histórica. Y eso también
es ir con la Historia.
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