La flor y nata de la banca catalana sigue exprimiendo el vientre de las mujeres. Por cada nacimiento que estas agasajan al mundo, los bancos multiplican sus beneficios, como si en los partos se concibiera el buen filo de la guillotina con que nos mata el sistema.
Termina el primer trimestre de 2016 y otra vez comienza la ronda de informes sobre las ganancias de los Bancos. Nos habíamos quedado con el informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores del año 2015: “CaixaBank obtuvo un beneficio de 814 millones de euros, un 31,4% más que en 2014, a través del crecimiento del negocio bancario impulsado por la incorporación de Barclays Bank SAU -el negocio financiero de Barclays en España. El Banc Sabadell ganó un total de 708,4 millones de euros, un 90,6 % más que el año anterior, impulsado por la aportación del banco británico TSB Banking Group, que integró en su negocio el pasado mes de junio”. Este mismo banco nos informa este viernes 22 de abril que “ganó 252 millones de euros durante el primer trimestre de este año 2016, lo que supone un incremento del 44,3% respecto al mismo periodo de un año antes”. Y mientras estas ganancias crecen, la precariedad en la vida de los trabajadores aumenta, los desahucios a viviendas hipotecadas con los bancos continúan y los suicidios se incrementan. Pero de esto apenas sabemos. Los que hacen y divulgan los informes no quieren alarmarnos, y alarmarnos es nuestra única ganancia.
¿Para qué nos dan los informes de la Banca? Posiblemente para que lleguemos a creernos que las madres reproducen el mejor sistema de la vida: que en todos perdure el placer de traer hijos al mundo con la esperanza de que ellos lo transformarán todo. Duro placer, placer asesinado con su disfrute para la Banca. ¿Seguiremos esperando que nuestros hijos transformen esta realidad? Lo que ahora mismo sucede es que hoy nos matamos con las apatías que nos gobiernan y mañana nuestros hijos repetirán la misma muerte como un coito interminable para el espectáculo.
(También publicado en El Periódico, Catalunya, bajo el título "La banca come de nuestra apatía hacia los que nos gobiernan")
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