En esta vida rara que nos pasa alrededor, Cuba y Fidel son una historia digna de contar.
Terminada la salvaje conquista y colonización del territorio que va desde el rio Bravo hasta la Patagonia, y trasladado el vigor de la Revolución Industrial inglesa al mosaico de naciones que formaban los Estados Unidos de Norteamérica, para América Latina se inició el tiempo del salvajismo neocolonial ejercido con la impenetrable ambición y la sórdida violencia en que iba creciendo el imperio del Norte. Son incontables las masacres provocadas por la sangrienta arribada de las compañías norteamericanas al sur del continente. Cuando no eran por las minas, eran por las plantaciones bananeras.
Siempre hubo algo que presagiara y produjera una masacre. Así pasó en Cuba hasta el triunfo de la Revolución y a cuyo líder los gringos no pudieron matar ni incendiando el Mar Caribe con más de la mitad del petróleo que sus aguas contenían.
Ante un desastre tan gigantesco, Fidel priorizó salvar el alma, el coraje, la esperanza y toda clase de caminos donde siempre pudieran festejarse los sueños. La educación y la cultura fueron los cimientos esenciales. Salvar al ser humano fue la piedra filosofal. Quien quiso salvarse, se salvó, aún cuando no tuviera ninguna pirámide para celebrarlo. Esa es la razón por la que a sus 90 años, en su otoño más brillante, Fidel sonríe a la suerte de que en cualquier parte del planeta donde se enfrente la vida con la verdad revolucionaria, la salvación es posible. Y para mayor alegría de revertir la catástrofe impuesta por los yanquis, la Cuba de Fidel robusteció la fuerza telúrica del pensamiento que puede permitirle a toda persona, incluso a la más ajetreada, una visión determinante para convertir en cenizas las peores oscuridades que le pasen por delante.
No hay suficiente riqueza en el mundo para comprar la suerte de ser revolucionario en su fiesta más sublime: el poder para vivir con calma la Historia sin espantarse.
Ottawa, Canada, 12 de agosto de 2016
(También publicado en El Periódico, Catalunya, bajo el título "El otoño más brillante de Fidel Castro")
No hay comentarios:
Publicar un comentario