Defender al amor como goce y piedad de la existencia humana puede ser el aviso del cineasta sueco con su película. En ella se ilumina el entendimiento para que la muerte pueda rebelarse a su inercia: solo amando pueden multiplicarse los panes, cruzarse los mares y llenarse el aliento de admiración. La vida entera es una desnuda lucha de clases y quien la menosprecie se abstendrá de amar. Amar es la osadía donde hierve la mayor plenitud que puede dominar una persona. Cuando se ama puede derrotarse cualquier incapacidad. Resulta la mejor lección para evitar masacres de esperanza.
Karin y María han llegado a la casa familiar donde agoniza su hermana Agnes. Junto a la sirvienta Anna se reparten los horarios para cuidar a la enferma. Las paredes, el suelo y la sangre son de color rojo, pero el ambiente que respiran las cuatro mujeres está castigado por los matices del desamor. No obstante, Anna y Agnes reciben al dolor con amor. Cuando Anna provoca que Agnes regrese de la muerte, las hermanas no lo entienden y huyen. Agnes no podrá cumplir su promesa de que la sirvienta herede un trozo de la finca. La resurrección solo le sirve para ver la felicidad en la infancia junto a sus hermanas. Anna recibirá en silencio el diario amoroso de Agnes y que se busque la vida. Chopin y Bach suenan como una pertinaz llovizna de largas tomas y primeros planos abundantes gritándole a los pájaros.
Siempre explicamos el mundo como un verdadero desastre y luchamos por su transformación para salvarlo. Si eso no se entiende, hay que buscar otras explicaciones. Hay un lugar en el mundo para todos, pero en todos los lugares solo el amor puede explicarlo. No hay ninguna comodidad aceptándolo, es un reto al esfuerzo de cada persona: con la conquista de la incomodidad la vida alcanza su sentido. Estamos sobreviviendo dentro de una caldera de susurros para que todos vivamos en paz, para que nunca el poder extermine las promesas del amor. Y solo nos queda la palabra en el peor momento de su historia.
(También publicado en El Periódico, Catalunya, bajo el título de "Gritos y susurros de Ingmar Bergman: el amor como explicación del mundo")
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