¿Acaso cuando abren la jaula del león nuestros quijotes huyen o desde esa feliz aventura cambian sus nombres por el de Caballeros de los Leones? Ni una cosa ni la otra, pero si tenemos que decidir, como lo hizo Cervantes con su personaje, la respuesta sería la transparencia con que nuestra Revolución siempre eligió mirarle los ojos a la fiera y frente a ella no frenar nunca la arriesgada locura de creerse capaz de vencerla. No fue otra cosa lo hecho por Raúl desde un balcón del Gran Teatro de La Habana ni, como por arte de magia, sucedió lo que publicó hace unos días el periódico Granma:
“El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció que el Instituto del Cáncer Roswell Park, ubicado en Buffalo, lanzará un estudio clínico innovador con la vacuna terapéutica cubana para el cáncer del pulmón CIMAvax-EGF, desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular de Cuba. Roswell Park es la primera institución estadounidense del sector en recibir un permiso de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) para patrocinar las pruebas de una terapia médica cubana en la nación norteña.”
Seguramente algunos se preguntarán qué tiene que ver el Quijote, su enfrentamiento al león, Raúl y la nota del Granma. Poco para quienes no gusten del sabroso ejercicio de la lectura y las más atrevidas aproximaciones a nuestra realidad, y mucho para los que, buscando explicaciones, desciframos a través de los grandes libros el misterio que guardan decisiones y gestos aparentemente inermes.
Obama en el Teatro fue genial, pero más lo fue llevarlo hasta allí, que abriera la jaula del león que representa y que todos pudiéramos imaginarnos quijotes. Es nuestra historia infinita. Con el león en casa cada cual decidirá cómo lo vence o cómo se rinde. ¿Acaso alguien puede pensar que, sin armas para enfrentarlo, no son la libertad, el poder y la grandiosidad del Quijote los caminos donde la Revolución forma sus victorias? Por esa libertad, ese poder y esa grandiosa alma quijotesca de nuestros científicos, el león vuelve a la jaula y, aunque permanece abierta mientras al Quijote se la cerraron, ahí nos espera: el peligro está suelto en el mundo, nada ha podido aplacarlo, todos estamos expuestos a él. Unos, o muchos, no hay que temer, se irán a la jaula del león, y otros, o muchos, vivirán libres junto al león y tampoco habrá que temer. La confrontación de Cuba con EEUU está cambiando y aún cuando nos amenace, Cuba hallará las formas, como cualquier otro país, para defender sus caminos mediante sus propias regulaciones. Algunos nos dirán que esta será la última quijotada de Cuba. No importa, mientras esos hablan, nosotros fortaleceremos la libertad, el poder y la grandiosa individualidad de los cubanos. Tendremos una mejor Revolución, el Granma publicará más frutos y venceremos.
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