“A ver si al fin tengo la oportunidad de tomarme un café en Madrid, entrar a un cine en Los Ángeles y saludar a un amigo en Sídney”. Así expresa la bloguera cubana Yoani Sánchez sus más queridos deseos ante sus expectativas con la reforma de la política migratoria en Cuba. Como conoce su abultada cuenta bancaria, ella traza sus derechos de viaje desde Australia hasta España pasando por California, y seguramente otros países estarán en su agenda, ella misma se encarga de enviar al extranjero las noticias que le piden. Ahora es también reportera del diario El Comercio, de Perú. Y ya los Medios del Sistema comenzaron a funcionar con el titular preparado: “Nueva frustración del pueblo de Cuba”. Seguidamente expresan el gran contenido de esta frustración: “El presidente Castro rompe las expectativas de los cubanos que desean salir de la isla con absoluta libertad, alegando que paulatinamente se darán los pasos necesarios para la reforma de la política migratoria”. Y luego añaden los distintos artículos de diferentes acuerdos internacionales sobre la “libertad de viajar”, aunque no aclaran si los otros países otorgarán las visas necesarias, porque negarlas es lo que viene sucediendo desde hace rato, pero, claro, en las noticias que esos Medios dan no puede aparecer ninguna fealdad para sus lugares de residencia. Todo es precioso. Se invocan los Derechos Humanos y muchos otros principios para la mejor existencia del individuo. ¡Bravo!
Sólo que Yoani y los Medios siempre olvidan que esos derechos individuales no son posibles ni en los mismos países más desarrollados, a no ser que se tenga el privilegio de contar con esa abultada cuenta bancaria que cada vez indigna más a los pueblos. Con el trabajo honrado está prohibido enriquecerse.
Por ello los Medios olvidan que en Cuba dejó de funcionar desde hace mucho tiempo el exclusivo derecho individual y se privilegian los derechos de todo un pueblo. También olvidan que en la isla no es la emigración la principal preocupación de los ciudadanos, ya que todos están muy conscientes de que en ninguna parte del mundo esos queridos deseos de Yoani están al alcance de todas las personas. Mejorar la economía del país y acabar con los corruptos e indolentes sí es un gran reclamo del pueblo cubano. Pero, desde luego, dar esa noticia no le trae a la bloguera ningún beneficio. No es ese el camino que los grandes Medios han trazado para Cuba. Para la isla hay que atizar los mayores conflictos a partir de crearle a su gente los peores espejismos. Por ello es normal que Yoani sólo se preocupe de aquello que le posibilitará tomarse un café en Madrid, entrar a un cine en Los Ángeles y saludar a un amigo en Sídney. ¡Qué fácil resuelve esta señora los problemas del país por el que dice preocuparse tanto! Claro, si le pagan tan bien sus aportes informativos podría considerarse natural que ella lo crea así. Entonces resulta igualmente natural que el gobierno cubano se preocupe mucho más por aquello que dañe a su proceso revolucionario y al bienestar de su pueblo. Es el mayor deber de un gobierno obligado a desarrollar sus planes en medio del asedio imperialista. Y esto no es pura consigna de unos cuantos, aunque ya estemos cansados de decirlo. Es verdad absoluta repetida y apoyada durante muchos años en las Naciones Unidas y otros foros internacionales.
No obstante, Cuba reformará su política migratoria, y habrá de apurarse en hacerlo, pero no para satisfacer los requerimientos que los Medios le piden a Yoani, sino para bien de todo el conjunto de la ciudadanía cubana, incluida la propia bloguera, y cuando se piensa en todos en medio de las coyunturas por las que atraviesa el país, el pensamiento no puede ser dictado por una asalariada del bienestar para sí misma. De esa forma de pensar, aunque pueda dolernos, es imprescindible prescindir. La reforma migratoria anunciada por el Consejo de Estado Cubano, según dijo el presidente del país, se irá aplicando “paulatinamente”. Y de alguna manera es una política que Cuba ha ido modificando en los últimos años, algo que benefició a Yoani cuando después de instalarse en Suiza pudo regresar a su país, quedarse y ponerse a trabajar contra él. ¿Es que le fueron mal las cosas en Europa o allí fue adiestrada para realizar lo que hace ahora? ¿Ya olvidó que fue una disposición migratoria cubana la que le permitió recobrar el derecho al que renunció cuando se fue? Desde luego que Cuba continuará reinventándose y cambiará “todo lo que debe ser cambiado”, pero ello no será para el bien de unos cuantos, por muchos que sean y a pesar del dolor que nos causan, sino para el bien de todos, porque, más allá de ofrecer la oportunidad de tomarnos un café en Madrid, entrar a un cine en Los Ángeles y saludar a un amigo en Sídney, debe posibilitar a todos los cubanos el derecho de ser feliz en cualquier parte del mundo y ayudar a consolidar las mejores esperanzas para la Patria donde hemos nacido.
Resulta irrenunciable el respeto a los deseos de cada cual, aunque no sé si los deseos individuales de Yoani podrán algún día convertirse en Verdaderos Derechos Humanos respetados por todos los países del mundo. Ya llegamos a los 7 mil millones de habitantes sobre la Tierra y una simple mirada a cómo convivimos no parece ir por esa línea, al contrario, aumentan los pobres a nivel mundial, esos que cada vez observan más lejos la posesión de una abultada cuenta bancaria, los que viven del trabajo honrado y no de la mentira, el cinismo y la crueldad con sus hermanos. Sería maravilloso que todos podamos cumplir los sueños que provocan nuestros esfuerzos, pero para ello se necesita una mínima cuota de decencia y de amor hacia el prójimo. Sin esa actitud resulta una vergüenza cualquier preocupación hacia los demás. Y de los desvergonzados nadie debería oír ni una sola palabra, porque cualquier día hasta los engañados por la bloguera despertarán para exigir sus derechos. ¿Dónde estará su tutora? Ya lo dijo: tomándose un café en Madrid, entrando a un cine en Los Ángeles y saludando a un amigo en Sídney, bien apartada de los que la aplauden. Los engañados exigirán sus derechos al gobierno cubano. Por esta sencillez, imposible de no tener en cuenta, la reforma de la política migratoria se hará para todos y se hará paulatinamente, priorizando lo más urgente, sin pensar en los deseos de Yoani, sino primeramente en todos esos cubanos que esperan a una madre, a un hijo, a un hermano o a un amigo para saldar la cuenta del abrazo interrumpido por -precisamente esos como Yoani-, aquellos que sólo esperan el viaje como el gran deseo para estrangular a su tierra. Y que luego cada cual decida dónde ubicar sus brazos o su mente de labranza, pero primero está el amor, el fundamento principal de una Revolución que se fundó para que creciera la fraternidad en toda su amplitud.
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