Discrepar será siempre la semilla del mundo, aunque la cosecha habrá de hacerse con el lema latino, mosquetero y suizo “uno para todos y todos para uno”. Por más que se insista en la normalización de la vida cubana, no es verdad. Cuba sigue acosada y se le quiere destruir. De ahí que todos hayamos de sembrar con grandes precauciones. Es una blasfemia al mejoramiento del país y sus gentes entronizar una contradicción entre los términos “cubano” y “revolucionario”. Ayuda a la destrucción el contraponer los dos significados. Se sabe que hay alguna diferencia, pero si en ella se enconan vivencias de sufrimiento o de victorias seguidas no abonaremos la fertilidad que necesitamos.
Es el tiempo de andar hacia adelante y no de estar buscando de qué pata cojea cada uno para que se caiga sin mirarlo. Falta la obra de arte de la nación y es en esta donde no caben ambigüedades. Nadie puede pasarse de listo: o nos abrazamos con todo el recuerdo y todo el olvido o nos peleamos con todas las indigencias del alma.
Ser revolucionario añade una gota más de coraje para enfrentar el océano de la historia, de Cuba y de cualquier otro pueblo que quiera sobrevivir. El presente puede ser nuestro mayor y mejor relato nacional. Emponzoñarlo puede convertirlo en vergüenza colectiva y en la rapaz traición al objetivo común que tienen los pueblos para levantarse. Para estos tiempos tan difíciles no ha de valer más lo que nos puede seguir dañando que todos los esfuerzos que hacemos por evitarlo.
Viva la intocable discrepancia para sembrar, pero que nunca ahogue la eterna unidad donde sobreviven los pueblos. La hermosura puede tener grandes caudales, pero la fealdad, y la ingenuidad en que a veces se oculta, como todo lo que destruye, desvía en un segundo todos los cauces hacia un despeñadero. En busca de belleza andamos y ninguna sobra. Quien no pueda juntarlas, ayudará a las bestias de falsas promesas que no le permitirán ser cubano y mucho menos ser revolucionario para vencerlas y sonreír.
(También publicado en El Periódico, Catalunya, bajo el título "Cuba: En busca de la normalización de la vida")
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