El debate de cuatro proyectos de trabajo, con distintos enfoques y candidatos, ocupa la actualidad de Podemos. La mayor parte de la prensa y gran parte de los militantes califican a este evento como rivalidad en la lucha por el poder. No debería considerarse nocivo para la salud democrática de las luchas populares que abunden proyectos y liderazgos para el triunfo de ellas. Tal paisaje es el mejor panorama para indicar la defensa de la libertad y los principios revolucionarios en las ideas de izquierda, pero este paisaje es torpedeado por el, llamémosle `exquisito', panorama de las fuerzas de la derecha con las incombustibles `unidad', `satisfacción', `seguridad en el poder' y `una batalla ganada'.
Si la izquierda sigue creyendo que ya está en el momento crucial de abrirse al abanico de sus postulados más legítimos, la derecha seguirá venciéndola hasta en la más simple de sus decisiones, como puede ser el que no logre entender en qué proceso de su lucha se halla.
La experiencia de las luchas cubanas tiene mucho que aportarle a la izquierda mundial. Como dijo el Ché, “al imperialismo, ni un tantico así”, y cuando decimos `imperialismo' nos referimos a todo pensamiento acorde con él. El triunfo de la Revolución Cubana se debe a la fidelidad a ese principio guevarista que se sostiene en que la libertad y la democracia imperantes en el mundo de hoy solo existen para unos pocos potentados y sus servidores ya conformes con su vasallaje. Ese es el imperialismo y no solo quien lleva el nombre. Sin la liberación de esas cadenas de historias humanas, condenadas a la enajenación por el pensamiento imperialista, resulta imposible que pueda implantarse algún día la libertad y la democracia para todos los miembros de la sociedad.
La unidad, la fidelidad a un liderazgo bien visible y el seguimiento a una forma de lucha probada con el éxito de la simpatía colectiva son los aspectos fundamentales para la victoria de la izquierda. Si Podemos no lo practica será imposible que triunfe.
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