miércoles, 25 de enero de 2017

Corresponde al mundo que Trump no decida la historia del Orden Mundial

Palo, zanahoria y palo: siempre ha sido así la grandeza imperial de los EEUU. Con la Revolución Cubana se frustró ese banquete. Y en algunos espacios de historia otros también lo frustraron. Hoy, con la fuerza mermada en la realidad publicitada de sus manjares, el nuevo presidente de los EEUU busca en su rebaño y le declara la guerra a los propios medios que hasta ahora nos servían el banquete. ¿Esto no será una coartada ya preparada entre Trump y los medios para el pacto necesario con el palo? Atención: en cualquier momento las aguas turbias del desconcierto pueden volver a su cauce y el rebaño del mundo, como tantas veces ha hecho, se acomodará a los EEUU.

Obama fue aupado para suavizar la mirada hacia su país por los grandes riesgos en que las fechorías de Bush pusieron al imperio. Obama humilló la condición humana haciéndole creer a muchos que EEUU era su única salvación. Millones de personas le ofrecieron sus respetos, sus premios, y así se hicieron inferiores a los EEUU e impotentes ante su sistema. Todavía muchísimos cifran sus esperanzas en que los propios EEUU, con sus grandes medios, su democracia, su libertad y su grandeza, todo lo que parece ya no funcionarle, les arreglará sus problemas con Trump.

Dice Trump que “ya no repartirán sus riquezas”. ¿Es que alguna vez las repartieron? Tal vez sea ese el mayor peligro que nos acecha: creer que las zanahorias de Obama con sus gestos ladinos, obligadas por demás por los golpes recibidos, es lo que debemos defender. Si caemos en esa trampa volveremos a ignorar que sin miedo podemos ser nosotros mismos.

El “ahogar por hambre y desesperación a un pueblo para que derroque a su gobierno”, como dicta el bloqueo norteamericano de hace más de 50 años contra Cuba fue un fracaso y EEUU acude a nuevas estrategias con el mismo objetivo y no solo para Cuba. Corresponde ahora al mundo, incluyendo a Cuba y a los EEUU, decidir una resistencia aún más rotunda que la cubana para impedir que Trump decida la historia del orden mundial.

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