Hace muy poco los postconvergentes aprobaban junto al PP el tratado que la UE firmaba con Canadá, el CETA, el mismo que anula la fuerza de los tribunales de los países europeos a favor de los jueces que impongan las Transnacionales. Ahora el lider postconvergente, convertido al independentismo y viendo el rechazo que la UE le hace al proceso catalán, le expresa a la UE “si esa es la Europa que quiere”. ¿No lo sabía cuando aprobó el CETA?
En pleno conflicto europeo, europeo, como el que le tiene planteado Catalunya a la Unión Europea ante las antipopulares medidas que el gobierno español ha tomado en esta región de Europa, la UE, en vez de atenderlo, se desentiende de él para agudizar su injerencia en Venezuela. Recientemente la UE premió a la reaccionaria oposición venezolana y el próximo lunes día 13 aprobará sin discusión previa nuevas medidas para "forzar negociaciones significativas" entre el legítimo gobierno latinoamericano y su oposición. Si esto lo hace la UE en un territorio tan lejos de ella como Venezuela, ¿por qué no puede hacerlo entre los cercanos Catalunya y España en tierras plenamente europeas?
¿La UE, junto a otras entidades que ella protege, es realmente un manantial para el beneficio de los pueblos de Europa o una corporación para aglutinar a los poderes que deben expandir el capitalismo neoliberal por el mundo y acorralar a todos los movimiento liberadores de los pueblos dondequiera que se manifiesten?
Es verdad que denunciar a la UE es muy positivo, pero ¿lo es esperar de la UE o del parlamento de Flandes algo que no quieren escuchar? Esta esperanza puede situarnos en el shock que ha estudiado Naomi Klein para explicarnos cómo se dan los Golpes a los Pueblos mediante el desvío de sus luchas y sus enconadas posiciones. Si el independentismo catalán, en su magnífica organización y despliegue, no entiende que su fuerza real hierve con la unidad de todos los pueblos de España, Europa y el mundo, ¿podrá entender cuál es su lucha y cuál es su pueblo?
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