Aunque nuestra palabra, para bien de la “libertad de expresión”
con que los Grandes Medios nos matan los sueños, no tenga ninguna
resonancia, estábamos hablando de temas imprescindibles para saber
la fuerza de los pueblos. Hablábamos de los vergonzosos salarios que
perciben los diputados al Parlament de Catalunya y en general de
todos los políticos europeos, españoles y catalanes en la inmensa
mayoría de las instituciones. Ya sabemos que el pleno del
Ayuntamiento de Barcelona aprobó por mayoría -no gobernante en el
consistorio- no bajar ni los salarios mensuales ni las dietas ni
otros pagos adicionales que nos repugnan a todos. Podemos imaginar
que lo mismo sucederá en otros sitios donde los tradicionales
políticos en activo tienen más coraje que los padecimientos de los
pueblos.
Hablábamos de una Lista Independentista de la Sociedad Civil
Catalana sin políticos en activo para las próximas elecciones al
Parlament de Catalunya y que gobernara realmente para todos,
independentistas y no independentistas, pues en definitiva si
lográbamos demostrar que la secesión de España marcaría más
poder para los pueblos ya era más que suficiente para crecer en
coraje y empezar a empujar con mayor fuerza todos los cambios
posibles. Al fin la “Lista Independentista” llevará políticos
en activo de CDC y ERC, ya que la CUP se ha desmarcado y, aún cuando
los principales líderes de estos dos partidos van en cuarta y quinta
posición en la lista, está acordado que serán ellos los que ocupen
la presidencia y la vice-presidencia de la Generalitat, o sea, está
aprobado por aquellos de la Sociedad Civil que ocupan los tres
primeros lugares de la lista la aceptación de no tener capacidad
para dirigir el camino a la independencia de Catalunya. ¿Es que no
saben qué es la independencia después de tantas fuerzas que pusimos
con nuestras más potentes movilizaciones por la independencia? ¿Para
qué están en los tres primeros lugares? Podríamos pensar que están
ahí para reforzar la pertenencia a la Unión Europea, ¿querrán cambiarla o por ahora eso no toca? Otra vez los tradicionales
políticos en activo tienen más coraje que los padecimientos de los
pueblos.
Hablábamos que con lo que está sucediendo en Grecia, en plena
crisis de los fundamentos neoliberarles del euro y de la Unión
Europea, la firma de un acuerdo contra el pueblo griego sería un
ataque a todas las independencias. El último acuerdo de la Unión
Europea con Grecia establece la privatización de puertos,
aeropuertos, ferrocarriles y otros activos públicos griegos, pero
también modifica en el país aspectos que, de alguna manera,
expresaban la soberanía nacional. Ahora son los banqueros de la
Unión Europea quienes deciden para Grecia, entre otras medidas,
liberalizar horarios comerciales, que los medicamentos no sólo se
vendan en las farmacias y que las panaderías funcionen de otra
forma. Resulta fácil suponer que el aumento de las exigencias al
gobierno heleno siga la dirección que ya se va implantando para los
pueblos de la Unión Europea en medio de una gran opacidad y
confusión con la complicidad de muchos politicos en activo.
Podríamos imaginar que nuestros enfermos vayan a curarse a los
supermercados, que nuestros niños y jóvenes estudien a través de
videojuegos, que la gente simple no se comunique con otras personas,
sino mediante máquinas, que la realidad que nos brindan las
informaciones de los Grandes Medios sea la que ellos digan y nunca
una esperanza de diversidad, que el divertimento colectivo de la
televisión aturda las fiestas populares, que una ley mordaza apenas
nos permita hablar y, en fin, que mientras más enajenados estén los
pueblos más fuertes serán la libertad y el bienestar del Capital
enviado desde la UE y el FMI. Así es elemental concebir que, si
dejamos de pensar, echaremos al cubo de la basura, de la mejor forma
democrática, o sea, con nuestros votos, a Syriza en Grecia, a
Podemos en España y a una Confluencia de Izquierdas en Catalunya. Con ello habremos roto toda posibilidad de unión entre los pueblos, que es la única vía en nuestros tiempos para reflexionar sobre el inicio de una revolución que pueda cambiarlo todo. Y esto quiere decir de la manera más sencilla, para que lo entendamos
todos muy bien, que como gente común no sabemos nada sobre
independencia real ni sobre luchas populares. De nuevo los
tradicionales políticos en activo tienen más coraje que los
padecimientos de los pueblos. Nos tienen bien agarrados, aunque mucho
más temprano que tarde, y con Grecia otra vez, aprenderemos
pensamientos y corajes.
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