A través del ministro alemán de Finanzas nos estamos enterando del
Grexit -una salida temporal de Grecia del euro durante 5 años- que
Europa está barajando para el pueblo heleno. Y así lo recoge el
diario “La Vanguardia” de hoy domingo 12 de julio planteando
estas condiciones:
“Una medida, que Schäuble sí planteó el sábado en Bruselas,
sería ubicar en un fondo independiente empresas y otros activos por
valor de 50.000 millones de euros, que ese fondo se encargaría de ir
privatizando y de destinar las ganancias a saldar la deuda nacional.
Una segunda medida sería reformar la administración pública bajo
la supervisión de la Comisión Europea. La tercera tarea consistiría
en legislar para que haya recortes automáticos en el gasto público
si no se cumplen los objetivos de déficit. También señala que se
acompañaría de "asistencia humanitaria y técnica" para
Grecia y sus ciudadanos en tanto que país miembro de la Unión
Europea.”
El diario, como no podía ser de otra forma, expresa el encubierto
interés en que toda esta situación se estaba moviendo y que apenas
conocíamos. Sencillamente hubo rescates anteriores a Grecia para
cobrarlos como los prestamistas deseaban: la privatización del país
y llevarse las ganancias; decidir cómo debe ser la administración
pública griega de forma que posibilite, a partir de nuevos
préstamos, continuar el expolio del país; establecer recortes
automáticos en el gasto público para empobrecer aún más al pueblo
griego. Y después de haber logrado retrotraer al país a colonia de
los acreedores, ofrecerle “asistencia humanitaria y técnica”
para que NUNCA vuelva a imaginarse que es una nación independiente y
soberana, para que el mal de Grecia sirva de ejemplo a todos los
países que puedan ocurrirsele la fantasía de separarse del Sistema
que procura estas “bondades” a los pueblos condenados a ser
esclavos. Puede resultar de una claridad irrefutable que este haya
sido a largo plazo el objetivo de la fundación del euro e incluso la
creación de la Unión Europea con principios neoliberales. ¿Es
ahí donde queremos estar? Evidentemente en Catalunya no se dan las
condiciones para una revolución que nos liberara de tales procesos
como quisieran el Procés Constituent y la CUP. ¿Cuáles son
nuestras condiciones? ¿Podremos llegar a ser como Austria o
Dinamarca, como constantemente nos dice el President, cuando ninguno
de estos países ni ningún otro de Europa se ha mostrado a favor de
nuestras luchas y con machacona persistencia nos dicen que nos
arreglemos con España? Y si al final nos arreglamos, como parece ser
el camino que nos han escogido, ¿significará la abultada deuda de
la Generalitat la Grecia que nos espera? Muy serios asuntos nos
interpelan si deseamos seguir manteniendo el pulso independentista,
pero, por la dignidad que saboreamos en estos útimos años de
esperanzadores entusiasmos, sólo llenándonos de contenidos
liberadores podremos seguir en pie.
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