Procés Constituent nace de un sueño bastante extendido: dignidad en
todo y para todos con la participación colectiva como bandera,
posturas bien difíciles de cumplir en una sociedad con un Sistema
depredador reinando en las instituciones y en gran parte de nosotros
mismos, pero el gran objetivo era caminar hacia la plena instauración
oficial de esas posturas. Sabemos que cualquier proyecto fundacional,
y mucho más el nuestro con su enorme cargamento justiciero, está
sometido a un proceso de confluencia con las posibilidades de sus
miembros, del resto de la sociedad y con los desafíos de la
realidad. Ni el hermoso Manifiesto a que nos adherimos ni las
bellezas participativas que nos impusimos pueden constituirse en
impedimentos para avanzar. Nos planteamos ir a una batalla y esta ya
tiene fecha: el 27 de septiembre. Si no vamos a ella nuestro sueño
sufrirá aún más el estancamiento que padece desde hace un buen
tiempo. Sabemos que nuestro camino continúa teniendo fuerzas, sobre
todo en la buena mentalidad de sus propósitos, pero el riesgo de
debilitarnos y hasta de desaparecer es grande. Estamos en el tiempo
preciso y sin más dilaciones para participar en la batalla.
Ya decía Arcadi al inicio de toda nuestra ebullición
independentista que “no cuenten conmigo si la independencia va con
La Caixa”. Y todos, en gran medida, nos identificamos con ese
análisis, porque aquello no sólo nos planteó una contundente
expresión, sino que en ella se realizaba el diagnóstico de nuestra
posición independentista: soberanía de contenidos y no soberanía
de banderas. Si La Caixa es, entre nosotros, el símbolo de un
vampirismo con las clases trabajadoras, ¿a qué iríamos con ella?
Nuestra independencia, por la dignidad que nos guía, no puede
convivir con el vampiro. Eso lo teníamos muy claro hasta que la
imagen de España en esta tierra empezó a identificarse con los
ataques a Catalunya del Partido Popular. Entonces nos radicalizamos
en la identidad nacional catalana sin desarrollar, con efectividad,
nuestra identidad con los demás pueblos de España que padecen
igualmente los mismos zarpazos de entidades como La Caixa. Sabemos
que la exclusividad independentista en Catalunya conducida con un
extraño radicalismo por CDC, aparte de hacerla casi inviable al
llevarla a su agotamiento, nos excluye. Sabemos también que si tal
independencia es tolerada finalmente por el Poder se trataría de un
cambio que no afectaría para nada el status quo del Poder. Ir contra
ese Poder, en Catalunya y en los demás pueblos de España, sí nos
conduce a un independentismo que, no por moderado o más realista y
sí por su raigal radicalismo, sí atemoriza al Poder y, al parecer,
aún cuando la independencia catalana pudiera demorar por la natural
pelea contra el Poder Establecido, ir contra ese Poder podría ser el
único camino a la independencia real de Catalunya o al menos a que
no se desgasten nuestras luchas. No podemos menospreciar el resto de
fuerzas soberanistas en los diversos pueblos de España que también
quieren decidirlo todo y nos acompañarían si nos incluímos con
mayor determinación en ellos. La fuerza de nuestros propósitos
depende mucho más de la solidaridad entre los pueblos que de las
tolerancias del Poder.
La participación del Procés Constituent en el proceso con la
llamada Confluencia de Izquierdas Catalunya Sí que es Pot
seguramente ha llenado muchos vacíos que podrían contener esas
fuerzas. No es hora, con la fecha del combate tan cercana, de
abandonar esas fuerzas. Todo lo contrario, hay que acercarse más a
ellas con una decisión contundente: nuestro aporte a la lucha
nacional y social en Catalunya con esa Confluencia es muchísimo
mayor que el que podríamos otorgar uniéndonos a la CUP, a la que no
añadiríamos nada sobresaliente, ya que la CUP por sí sola ya posee
una fuerza suficiente. Sin embargo, la Confluencia podría no poseer
la fuerza necesaria de presentarse sin el Procés Constituent y éste
aún está en condiciones de ofrecérsela. La Confluencia, además, está corriendo el invaluable riesgo de romperse y tal marco sería demoledor para una real confrontación con la llamada Lista "Unitaria" el 27S: las alternativas a esa Lista se debilitarían. Sabemos que, en mucho, al
final del camino, la CUP y Catalunya Sí que es Pot podrían decidir
la agenda en Catalunya y para mayor honra del Manifiesto del Procés
Constituent el camino podría crecer ampliamente y así contribuir en
mucho también a la agenda española y con ello a la agenda griega y
a la agenda europea.
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