Publica hoy “La Vanguardia” declaraciones de la alcaldesa de
Barcelona en Comú Ada Colau: "hemos escuchado todo el tiempo
que no había dinero y luego ves que hay dinero debajo de las piedras
para todas las cosas". Tras poner el ejemplo de organizaciones
privadas que llaman al Ayuntamiento "porque van a hacer un
congreso y les parece normal que les pongan un aperitivo de 14.000
euros", señaló que "hay acuerdos del ayuntamiento con
determinadas instituciones culturales de 100.000 euros para que los
concejales cuando quieran puedan ir a un espectáculo de forma
gratuita en un palco. Se alquila un palco para los concejales".
Ni idea tenía yo, al igual que muchos, de que el Ayuntamiento de
Barcelona tenía un palco en el Liceu que le cuesta más de 100 mil
euros. Tampoco sabía que, además del palco, el elitista teatro de
la Rambla recibe una subvención del propio Ajuntamiento de la
ciudad. Y jamás me pasó por la cabeza de que también otorgaba
alguna “ayuda” al Fútbol Club Barcelona y, bueno...
En el diario digital Público también se publicó que “el medio
catalán Crític ha
radiografiado una a una todas las subvenciones realizadas por Trias
en el año 2014 que han sido publicadas en el Portal de Transparencia
municipal, entre las que se encuentran los cinco millones de euros
entregados al Mobile World Congress o los cuatro millones a la
Fórmula 1.”
Ayer dijo
Romeva en Els Matins de TV3 que en las próximas elecciones catalanas
“si no gana el sí a la independencia no tiene sentido estar en la
oposición”. Entonces, ¿no cree que vale la pena seguir
defendiendo la independencia si ahora no se gana? ¿Su lucha sólo
tiene una oportunidad en esta vida? ¿Qué pensarían las anteriores
generaciones de catalanes que nunca se cansaron en sus luchas? Pero,
bueno, es excelente que Romeva diga lo que piensa. Y sería también
excelente que todos los que aparezcan en las diversas Listas se
pronunciaran sobre todo, incluído cuántos millones de euros del
erario nos cuestan todas las elecciones que realizamos. Porque
precisamente lo que hará verdaderamente “plebiscitarias” las
próximas elecciones catalanas es que los votantes lo sepamos todo
sobre todo y no sólo sobre una cosa que, maravillosamente, invita a
averiguar qué se hace con cada palabra, con cada euro y con todas
las cosas que aportan las clases trabajadoras que hacen un país.
Dios mío, ¡si salieran todas las cosas que fundamentan la soberanía
de un pueblo las elecciones no sólo serían “plebiscitarias”
sobre ella, sino que también podrían ser, de paso, judiciales y que
conllevaran sanciones penales para todos los que la han impedido o
violado! Las elecciones entonces serían una cuestión de sanidad
pública, que es el mayor valor de una sociedad. Sabe Dios, y no
nosotros, cuántas anormalidades han impulsado impunemente muchas
actuaciones de ajuntamientos, consejos comarcales, diputaciones y las
distintas comisiones del Parlament y de la Generalitat de Catalunya,
y, bueno, no solamente de aquí, sino de todas las entidades públicas
de España. Si pudiéramos llegar a todo, ¿de cuántas cosas
curiosas nos enteraríamos? Y además, ¿cuánto dinero podríamos
sacar debajo de las piedras para tanta gente que se está hundiendo
por el marasmo en que algunos nos han puesto a movernos? Sería
excelente, como se pide bastante a menudo, poder realizar una
auditoría de la Deuda de las instituciones públicas, pero
seguramente sería también excelente, sin recurrir a Dios, poder
hacer una auditoría de todo lo que se hace con el dinero público en
todas partes. Todo podría ser tan claro, tan rotundo. Sería lo más
excelente del procés català saber un poco más de todo antes de
votar el 27S.
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